Esta si que es una buena idea: una pequeña escuela rural primaria en Escocia, Reino Unido, lleva a cabo un innovador programa donde los alumnos asumen distintas responsabilidades aparte de sus estudios. Así, por ejemplo, una niña de 10 años es la recepcionista de la escuela, mientras que otra alumna de 8 es la asistente personal de la directora. Hay niños encargados de la contabilidad, la jardinería, de mantener el orden, de ayudar a servir la comida y de crear conciencia de la cooperación, la higiene y la seguridad entre sus compañeros. Incluso hay una niña de 4 años cuya función es recolectar cascaras de guineo y manzana para hacer abono.
La directora de la escuela, Helen Carlyle, que es a su vez la maestra principal, afirma que asignar tareas específicas a los niños les ayuda a desarrollar carácter, habilidades, comunicación y sentido de la responsabilidad, a la vez que refuerzan su sentido de importancia y contribuyen a que la escuela se mantenga funcionando en condiciones óptimas. Lo mejor de todo es que los niños se llevan de maravillas y ninguno ve su asignación como algo forzado o aburrido, sino que cada uno disfruta lo que hace.
De acuerdo con la señora Carlyle, el tener funciones asignadas ayuda a los niños a cumplir con su rol de ciudadanos, algo que forma parte del curriculum escolar de ese país y que definitivamente hace falta incluir en países tercermundistas como República Dominicana, donde hace falta urgentemente que se reinstaure de manera efectiva la materia de "moral y cívica" para ver si la gente adecenta sus formas.
La idea planteada aquí es válida no solo en escuelas, sino en cualquier comunidad, porque el mensaje que transmite es simple: con la colaboración de todos se logran grandes cosas. (Daily Mail)
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