Imagen: NHC
A pesar de que el día amaneció soleado y que hasta el momento ha llovido poco (al menos en Santo Domingo), no se llame nadie a engaño: viene una tormenta, y las disposiciones tomadas no son un juego. El comentario viene porque en ocasiones anteriores se ha dado el caso de gente que ha hecho caso omiso a esas disposiciones y luego ocurren hechos lamentables que son imputados de una forma u otra a las autoridades, que de paso suelen ser calificadas de incompetentes.
En medio de una tormenta, ciclón, vaguada o el fenómeno que sea es una mala idea ponerse a inventar yendo a playas dizque para aprovechar las olas, salir sin precaución alguna dizque porque está soleado, subestimar la fuerza de los vientos, bañarse bajo la lluvia o esperar a que el mar saque peces y mariscos, como ha sucedido antes. Con motivo de la inminente llegada de Emily se han visto casos de personas que se niegan a desalojar áreas que se consideran vulnerables, por motivos que sólo ellos conocen.
Es una historia que se repite una y otra vez, y de paso una de las causas por las que los cordones de miseria a orillas de ríos, lagos y cañadas persisten. A modo de ejemplo, se han registrado casos inverosímiles de gente que ha sido favorecida con un apartamento y que lo vende o lo alquila para regresar a su antiguo modo de vida. Esto es una parte de la idiosincracia que nunca he entendido.
Mientras tanto, algunos datos de la tormenta: se mueve muy lento, a 14 millas por hora, y sus vientos máximos sostenidos son de 50 millas por hora. A las 11 de la mañana de hoy su centro estaba ubicado en la latitud 16.7 norte y la longitud 69.7 oeste, con movimiento constante hacia el oeste. Todo el territorio nacional está bajo advertencia de tormenta tropical, lo que significa que todos debemos mantenernos al tanto de Emily y seguir las recomendaciones de lugar.
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