Fotos: Daily Mail
Problemas por todos lados. Mercados nerviosos por la situación de la deuda estadounidense, nerviosismo que ayer quedó claramente expresado con las masivas caídas registradas en todas las bolsas de valores en respuesta a la baja recibida por Estados Unidos en la calificación de su deuda soberana, que el viernes pasó de AAA (la máxima calificación) a AA+ de acuerdo a los analistas de la calificadora de riesgo Standard & Poor's.
Problemas por todos lados. Mercados nerviosos por la situación de la deuda estadounidense, nerviosismo que ayer quedó claramente expresado con las masivas caídas registradas en todas las bolsas de valores en respuesta a la baja recibida por Estados Unidos en la calificación de su deuda soberana, que el viernes pasó de AAA (la máxima calificación) a AA+ de acuerdo a los analistas de la calificadora de riesgo Standard & Poor's.
El efecto de este cambio en la condición de Estados Unidos surtió efecto ayer de una manera devastadora, y si bien al día de hoy el Dow Jones -que ayer perdió 634 puntos- ha registrado una ganancia de 198 puntos, los temores persisten. Por primera vez en su historia el país más poderoso del mundo se ha mostrado débil, no solo por este asunto de la calificación, sino por el proceso accidentado que ha seguido para evitar caer en default. Es quizá la primera vez que resulta tan evidente la rivalidad entre demócratas y republicanos, algo peligroso bajo las actuales circunstancias.
Tras haber criticado al resto de las naciones por años, calificando de "repúblicas bananeras" a muchas de ellas, Estados Unidos ha venido comportandose exactamente de esa manera. Escándalos van y vienen, desavenencias con el actual presidente no se disimulan y en general hay una sensación de descrédito y falta de confianza. El dólar cada día más amenazado, el oro cada vez más caro y mercados progresivamente nerviosos. A esto hay que añadir la crisis que se cierne sobre la Eurozona, y ahí está la receta para un desastre.
Saliendo de lo financiero, el actual año ha estado marcado por protestas que exigen libertad y democracia en países donde tradicionalmente las cosas son autoritarias: Túnez, Egipto, Siria, Bahrain. Son manifestaciones que han estado impulsadas por redes sociales como Facebook y Twitter, con ayuda de blackberries y demás dispositivos que permiten comunicación escrita en tiempo real sin complicaciones. Los efectos de esas manifestaciones aún están por verse, pero ahora pasa algo interesante: lo que se había confinado a esa parte del mundo, específicamente Africa del norte y Medio Oriente, se está traspasando a Occidente.
Londres, la capital de Inglaterra, lleva casi 4 días bajo el desorden y el terror de revoltosos que se han puesto a saquear y quemar negocios, destruir vehículos, robar a simples transeúntes, atacar a la policía e incluso a bomberos que llegan a los sitios para apagar los fuegos. Londres y zonas aledañas están bajo anarquía total, y todo porque se pretende vengar la muerte de un joven -Mark Duggan-, líder de una pandilla que se dedicaba al tráfico de drogas, vandalismo y otras vagabunderías. Al igual que pasó en esos otros países, los revoltosos han hecho su llamado a la anarquía a través de Twitter, Facebook y BlackBerry Messenger.
Si bien los disturbios pretenden vengar la muerte de Mark Duggan, muchos de los que se han sumado a las revueltas plantean motivos económicos y de inconformidad con las autoridades de ese país. Igualmente el movimiento de los indignados en España y los estudiantes que protestan en Chile apelan a esa inconformidad y han usado las redes sociales para hacer sus concentraciones. La diferencia es que hasta el momento no ha habido disturbios como los ha habido en Londres, donde los daños han sido millonarios.
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