La Policía Nacional recuperó la pistola del Mayor del Ejército Nacional que resultó gravemente herido a machetazos y despojado de su arma de reglamento por un hombre de unos veinte años de edad, vecino del oficial, residente en la calle 16 no. 29 del sector Pueblo Nuevo, en Los Alcarrizos. A continuación, el relato del incidente:
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Con arma en mano, Caíto -el agresor- intenta descargarla en el cuerpo del herido oficial. Al no poder manipularla, se refugia en su casa y desde allí comienza a disparar a todo aquel que cruzara por el frente, desatando el temor de los residentes en el lugar. Momentos más tarde llegan los efectivos de la Policía, y tras un largo intento por negociar con el atacante (donde le comunicaban en voz alta que tirara la pistola al piso y que le garantizaban su vida), desistieron de ello (por la falta de cooperación de Caíto), procediendo a militarizar el perímetro de la vivienda y a lanzar varias bombas lacrimógenas que no lograron amedrentarlo.
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Fue entonces desplegada una estrategia que puso fin a la situación de pánico cuando desde una azotea se escucharon disparos seguidos, lo que produjo un movimiento de varios agentes penetrando al interior de la vivienda y sacando el cuerpo de un joven con heridas visibles en su rostro y en una de las rodillas mientras lo lanzaron a la parte trasera de un vehículo de la policía que rápidamente se abría paso hacia el hospital entre la multitud allí aglomerada.
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"¿Que e'lo que pasa?" exclamó Caíto en un lenguaje opaco, abriendo los brazos y levantando la cabeza desde el piso de la camioneta al ver un policía con pistola en manos que se lanzaba casi encima de su cuerpo, sin imaginar quizas que esas fueron las ultimas palabras frente a su casa y las primeras que de ese personaje conocí en medio de esta tragedia.
Hasta el momento, se desconocen las causas que motivaron la ira del individuo contra el militar y los transeúntes.
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"¿Que e'lo que pasa?" exclamó Caíto en un lenguaje opaco, abriendo los brazos y levantando la cabeza desde el piso de la camioneta al ver un policía con pistola en manos que se lanzaba casi encima de su cuerpo, sin imaginar quizas que esas fueron las ultimas palabras frente a su casa y las primeras que de ese personaje conocí en medio de esta tragedia.
Hasta el momento, se desconocen las causas que motivaron la ira del individuo contra el militar y los transeúntes.
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Ya Caíto no tendrá más excusas para todo cuanto hizo, mucho menos para mostrar un papel del hospital psiquiátrico como excusa para defenderse de situaciones engorrosas. Caíto ya no es dolor para la sociedad, solo en sus familiares queda como un verbo conjugado en pasado.
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