Con mucho interés leí acerca de los planes del Ayuntamiento del Distrito Nacional respecto a un reordenamiento de la ciudad, así como arborización y saneamiento de los ríos Ozama e Isabela, donde las casuchas improvisadas y la contaminación se unen en un ambiente tétrico.
Bien por Roberto Salcedo y sus planes, necesarios para hacer del Distrito Nacional una ciudad más agradable a sus moradores y visitantes. ¿Lo malo en todo esto? Que no hay garantías de que las soluciones, si es que se ejecutan, perduren.
Bien por Roberto Salcedo y sus planes, necesarios para hacer del Distrito Nacional una ciudad más agradable a sus moradores y visitantes. ¿Lo malo en todo esto? Que no hay garantías de que las soluciones, si es que se ejecutan, perduren.
¿Cuántas veces habremos leído de planes para el saneamiento de los ríos Ozama e Isabela? ¿Cuántos operativos para reubicar buhoneros han fracasado en el intento? ¿En qué han parado esas campañas de la ciudad más limpia es la que menos se ensucia? A la clara, hacen falta dos cosas para estos planes tengan éxito: continuidad y educación para la población.
Durante su participación en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, Salcedo se refirió brevemente al tema, mencionando el impacto de la basura tirada en los filtrantes y las consiguientes inundaciones cuando llueve. Esto nos dice que el síndico está al tanto del problema, pero no habló acerca de cómo enfrentar la situación.
Otros planes del Ayuntamiento incluyen el remozamiento y relanzamiento del Boulevard de la 27 y ciertas áreas del Malecón, áreas que jamás deben descuidarse en una ciudad que es la capital de un país que vive del turismo y a donde llegan muchos extranjeros por motivos de negocios. Sin embargo, esa paradoja es la realidad en la RD.
El Ayuntamiento tiene muchos planes para el futuro inmediato, incluyendo la búsqueda de soluciones al caos en el tránsito y la falta de parqueos. Sin embargo, no se vio nada acerca de Gazcue, área que debiera de ser declarada patrimonio de la ciudad y que al día de hoy da pena por el estado de abandono, a pesar de ser el sector que alberga al Palacio Nacional y numerosas instituciones públicas. Una lástima.
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