Foto: Diario Libre
Finalmente las autoridades dominicanas se han decidido a hacer algo respecto a la campaña de descrédito que el padre Hartley viene azuzando desde hace varios años.
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Aprovechando la situación de miseria de los bayetes, que en su mayoría son habitados por haitianos que legal o ilegalmente vienen a cortar caña en los cañaverales, el padre Hartley, con la ayuda de Solain Pierre, el padre Ruquoy y otros más, se ha empeñado en etiquetar a la República Dominicana como un paraíso donde se da un tratamiento de esclavos a los haitianos.
Todo dominicano observador y conciente de la realidad sabe que tal afirmación es una vil mentira. Estamos de acuerdo con que las condiciones imperantes en los bateyes dista de ser la ideal, pero, ¿cuántos dominicanos no viven en iguales o peores condiciones, fuera de los bateyes?
Otra cosa, los haitianos que llegan a cortar caña saben muy bien a lo que vienen, y, hasta donde yo sepa, a niguno se le lleva hasta allí bajo amenaza de muerte. Todo lo contrario, al igual que los que cruzan la frontera día tras día, vienen voluntariamente.
Un aspecto que casi nadie menciona respecto a los haitianos en bateyes y en construcción es que los mismos dominan en esos sectores porque representan mano de obra barata. Si realmente quisiera resolverse esa situación, entonces la solución sería reclutar a los cientos de dominicanos que andan pidiendo por las calles y vendiendo chucherías para subsistir y pagarles un salario adecuado por hacer esos trabajos, junto con los beneficios que dicta la ley. Pero esto nunca va a pasar, porque empresarios y autoridades prefieren el camino más fácil.
Volviendo al padre Hartley, ¡basta ya del chantaje!
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