Ayer, a eso de las 5:30 de la tarde, llegué a la plaza Acrópolis junto con mi hermana. Tras estacionarnos en el tercer nivel del parqueo subterráneo, procedimos a tomar el ascensor, que estaba vacío. Marcamos el piso 1. A seguidas, el ascensor hace una parada en el nivel -2 del parqueo, y se suben 6 personas, quedando todas delante de nosotras.
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Al llegar al primer piso de la plaza comercial, las puertas del ascensor se abren, pero ninguno sale. Yo, que estoy detrás, empiezo a pedir permiso, pero nadie se mueve. A la tercera vez de pedir permiso, una mujer reaccionó diciendo: "se dice por favor". Incidentalmente, esta doña, muy creída ella, no dio ningún saludo al meterse al ascensor. No, ella entró hablando chácharas inútiles con sus acompañantes, cháchara que siguió interminable hasta que intervino ante mi pedido de permiso para salir.
"Permiso". Esta palabra, según lo veo, lo dice todo. Es mucho más elegante y educado que empujar gente, como luego vi a la doñita hacer dentro de una tienda en la que volvimos a coincidir.
Cuando se pide permiso - como tu caso - es casi un equivalente de por favor, permítanme pasar.
ResponderEliminarExactamente, Rafael. No entiendo por qué hay gente que siempre quiere lucirse con sus comentarios fuera de lugar. La persona en cuestión no es más que una fresca en buen dominicano.
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