Fotos: BBC Mundo
Birmania, cuyo nombre oficial es Myanmar desde que en 1989 el Consejo Estatal de Restauración de Ley y Orden así lo decidiera a raíz de un golpe de estado, tiene uno de los regímenes más encerrados del planeta. Es frecuente que haya manifestaciones pro-democracia en esta nación, que hasta 1948 formó parte del imperio británico y gozó de democracia hasta 1962, cuando un primer golpe de estado impuso el modelo socialista.
La situación birmana es de gran tensión. La libertad de sus ciudadanos es limitada, casi nula, y el gobierno, que en realidad es una junta militar vigente desde 1992, es sumamente radical y cruel. Muestra de ello es que hasta ahora no aceptan ayuda para lidiar con las consencuencias de Nargis, e insisten en impedir la presencia de voluntarios extranjeros para ayudar con las tareas de rescate y limpieza.
En los últimos días, Birmania ha acaparado la atención mundial tras haber sido devastada en el delta de Irrawaddy por el ciclón Nargis, que dejó un saldo aproximado de 100 mil víctimas (entre muertos y desaparecidos), arrasó con el 60% de los arrozales, provocó grandes inundaciones, dañó severamente la industria pesquera y dejó a millones sin hogar. A pesar de este desolador panorama, donde los sobrevivientes están desesperados, el régimen birmano rechaza la ayuda externa.
Esta actitud tan extraña en momentos de gran necesidad es consecuencia directa de la dictadura militar-socialista impuesta en Birmania desde 1962, que con el paso del tiempo se ha ido endureciendo más y más, sobre todo después de los acontecimientos de 1989. Primero vino la nacionalización de las diversas industrias, luego el control de las más de 50 etnias que mal conviven en esta nación, que tiene en su haber más de 100 lenguas indígenas.
La situación birmana es de gran tensión. La libertad de sus ciudadanos es limitada, casi nula, y el gobierno, que en realidad es una junta militar vigente desde 1992, es sumamente radical y cruel. Muestra de ello es que hasta ahora no aceptan ayuda para lidiar con las consencuencias de Nargis, e insisten en impedir la presencia de voluntarios extranjeros para ayudar con las tareas de rescate y limpieza.
Birmania es un perfecto ejemplo de lo que hacen los sistemas totalitarios. En condiciones similares está Corea del Norte, pero todo parece indicar que el régimen imperante en Birmania es más radical aún.
Comentarios
Publicar un comentario
Este blog no acepta vulgaridades. Modérese antes de comentar.