La vida de toda criatura es tan frágil como una vela encendida en medio del desierto, aún para nosotros los humanos. Hoy vi con gran tristeza una pareja de pecesitos muriendo por falta de oxígeno mientras esperaban el cambio del agua al recipiente donde residían.
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Esto no debe pasar nunca. Todo ocurría en la oficina de un amigo, cuando el personal de servicio fue con la misión de cambiarles el agua, pero, por causa de un mal manejo, todo terminó en tragedia. Traté de proporcionarles un poco de oxígeno, pero ya era tarde para devolverles la vida.
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