Luego de que los dictadores de Túnez y Egipto fueran depuestos a raíz se sendas revueltas populares, las manifestaciones se han extendido a otros países de Medio Oriente, entre ellos Argelia, Jordania, Yemén, Bahrain y Libia, países que son gobernados por dictadores que llevan décadas en el poder o por dinastías familiares.
Yemén y Bahrain son los dos países donde las cosas se han caldeado de mala manera. En Yemén hubo crudas manifestaciones en la sede de la Universidad de Sanaa, la capital, mientras que en Bahrain opositores y fuerzas del orden han chocado con resultados sangrientos que incluyen a una niña de dos años entre las víctimas. En Libia, donde las cosas aparentaban estar bajo control, se han reportado al menos 14 muertos.
Sin embargo, lo que me más me ha llamado la atención es el hecho de que la prensa sistemáticamente ha sido atacada en esos países. En Egipto varios corresponsales internacionales y sus equipos fueron atacados, y llegaron a ser señalados por las autoridades como los culpables del conflicto. En algún momento incluso dejaron de reportarse las incidencias, pues al parecer a Mubarak eso no le convenía para así dar la idea de estabilidad dentro de la crisis. Como ya sabemos, esto falló y Mubarak ya no está en el poder, lo que ha dejado abierto un proceso cuyos resultados aún no se vislumbran.
En esta semana la cadena estadounidense CBS ha dado cuenta del ataque sexual del que fue víctima la periodista Lara Logan mientras cubría en la plaza Tahrir los momentos posteriores a la salida de Mubarak el pasado 11 de febrero. Hoy se supo que Miguel Márquez, corresponsal de ABC, fue golpeado por una multitud mientras cubría las incidencias en Manama, capital de Bahrain.
¿En qué pararán estas revueltas? En lo que se define el panorama, una cosa queda clara: la gente en esos países está harta, y no anda jugando.
**En la imagen: protestas en Bahrain (Daily Mail)**
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