Foto: Daily Mail (Coleman-Rayner)
Si bien la mayoría de la gente conoce la importancia de la buena alimentación, con el balance adecuado de frutas, vegetales, proteínas, carbohidratos y grasas, hay algunas personas en este mundo que prefieren cosas más exóticas para satisfacer su paladar. Por ejemplo, tenía una amiga en el colegio que gustaba de comer pedacitos de papel entre clases, a pesar de que ella misma reconocía que eso podía estar lleno de gérmenes.
¿Le parece extraño el caso? Quizas pueda aducirse que era una niña y que a veces estas cosas se dan entre niños, que por curiosidad se lo llevan todo a la boca, sea pintura, masilla o crayones. Pero no, esto no es exclusivo de la niñez. Se han reportado casos de adultos que tienen la compulsión de comer tierra, cabello y otras cosas que simplemente no deberían comerse.
Hace unas semanas el Huffington Post reseñaba el caso de Adele, una mujer de 30 años que participó en un episodio del programa "Mi extraña adicción", del canal TLC. ¿Y cuál es la adicción de Adele? Nada menos que comer relleno de muebles. Según la propia Adele, a lo largo de su vida se ha comido el relleno de 7 sofás y dos sillas. Pero este caso dista de ser el más raro.
En el 2009 una mujer dominicana, Rosibel Reyes, llamó la atención de los medios por su extraña costumbre de comer velas y beber kerosene, y hoy se reseñó el caso de Tempestt Henderson (en la imagen), una joven de 19 años residente en la Florida, cuya compulsión consiste en comer jabón, ya sea en barra o granulado, con cierta preferencia por el granulado, cuyo sabor describe como dulce y salado a la vez.
¿Qué le pasa a estas mujeres, con ese paladar tan extraño? En la mayoría de los casos, se trata de un desorden médico conocido como Pica, caracterizado por un deseo irresistible de comer cosas extrañas sin valor nutritivo, como monedas, lodo, carbón, cuchillos y un largo etcétera. Igualmente aplica al deseo de comer ciertos ingredientes, como harina, sal, papa cruda y arroz crudo. Se tiene la creencia de que la enfermedad está asociada a deficiencias minerales, aunque en el caso de Tempestt los médicos apuntan al estrés.
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