Imagen: redbubble.com
El otro día iba una amiga manejando por la ciudad cuando un señor que andaba en tremenda yipeta le rozó el vehículo. Cuando se pararon a discutir la situación pasó algo completamente inesperado: al empezar mi amiga a hablar, el señor, visiblemente molesto, la mandó a callar y de paso la acusó de no saber manejar. Intercambiaron insultos y al final no quedaron en nada. ¿Un caso de machismo, quizás?
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Las secretarias y asistentes de estos tiempos son algo más que una persona que contesta llamadas y mantiene la agenda del jefe al día. En muchos casos estas personas se convierten en la mano derecha y son las que al final del día lo resuelven todo. Con ciertas posiciones se adquiere un poder a veces privilegiado, y esto suele suceder con las asistentes de los jefes... solo así se explica la actitud prepotente que por momentos asumen. ¿Cuándo será que la gente va a aprender que las cosas son pasajeras en esta vida?
Hace varios años ya un conocido me hizo la siguiente historia: empezaba a trabajar en una conocida compañía dominicana dentro del ramo automovilístico. Su primer día fue memorable porque cuando tomó el teléfono de la oficina por primera vez lo que recibió fue una ráfaga de insultos. Al indagar quien era esa persona de lenguaje tan florido -y que nunca se identificó- le dijeron "Ah... ese es el dueño". A la semana ya el conocido estaba fuera de esa empresa, por voluntad propia. ¿Moraleja? No todo el mundo está por aguantarle groserías a los jefes/dueños/gerentes de una empresa.
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¿Por qué será que hay gente que disfruta pisotear a los demás? Y pensar que lo que nos separa del resto de los animales es nuestra capacidad de raciocinio.
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