Desde hace unos años viene ocurriendo un fenómeno que esta vez se ha destacado más: tiendas, restaurantes, oficinas, bancos, casas, supermercados y demás establecimientos que han decorado sus fachadas con motivo de la navidad lucen algo apagados. ¿La razón? Que han usado extensiones de bombillos hechas en China, país que ha invadido al mundo en más de un renglón.
Ya había oído hablar de la mala fama de las cosas de manufactura China, pero siempre pensé que era una exageración. De tan mal que se hablaba de ellos en los 80s pensé que nunca vería la situación actual, en la que grandes compañías estadounidenses y europeas dependen de la mano de obra barata china para la manufactura de sus productos. Esto me dio pie a pensar que quizás se habían corregido las deficiencias, pero el tiempo se encargó de demostrar lo contrario.
Al día de hoy no es lo mismo comprar un zapato fabricado en China -aún sea Nine West, Etienne Aigner o Nina- que uno de manufactura italiana, brasileña o estadounidense. Y así pasa con todo, desde la ropa hasta los juguetes, renglón en que ha habido más de un escándalo por el uso de sustancias tóxicas capaces de causar cáncer. La comida hecha en China, ya se trate de dulces, leche o cualquier otra cosa, está permanentemente bajo la lupa. Significa entonces que siguen los problemas en cuanto a control de la calidad.
Los bombillitos de navidad no escapan a esta realidad, y por eso es que hay muchas decoraciones a lo largo de la ciudad que brillan a medias. Estos bombillitos, en base a mi experiencia personal, no duran ni un mes antes de quemarse. Este es uno de esos casos en que puede afirmarse que lo barato sale caro.
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**Nótese la escasez de luces en la parte superior de este árbol de navidad**
Rocio en parte tienes razón, recuerdo hace unos treinta años que los juguetes y todo lo que venia de china era una basura. Pero la tecnologia ha mejorado un poco.
ResponderEliminarCasi todo viene de China. Las empresas americanas han llevado toda la tecnologia a China, para que los productos le salgan más baratos. Esa es la realidad.
Así es.
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