Foto: periódico Hoy
Si al día de hoy Santo Domingo y otras ciudades del país están pasando por su peor momento a nivel de ornato, organización y funcionamiento, se debe al hecho de que se ha convertido en norma que las cosas se dejen al tiempo.
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Periódicos y noticieros denuncian situaciones cada vez que tiene chance, y a menos que pase algo grande, es poco probable que se atienda al reclamo con la rapidez que amerita. Si bien el Ayuntamiento y otros organismos estatales son los responsables de mantener a una ciudad en óptimas condiciones, cabe destacar dos cosas: 1) los ciudadanos también deben aportar a la solución, y 2) esto de la desidia parece ser parte de la idiosincracia dominicana.
El comentario viene a propósito del reportaje que publica el periódico Hoy acerca de la "gran cañada" que contamina al Jardín Botánico, uno de los pocos espacios verdes, amplios y medianamente cuidados con que contamos en Santo Domingo.
Según el reportaje, el problema de esta cañada, que hoy tiene más basura que agua, es que la misma sirve de depósito de aguas residuales y desechos generados por moradores del sector Los Jardines del Norte. Lo que más llama la atención es el hecho de que la planta de tratamiento de dicho sector dejó de funcionar a principios de la década de 1980, lo que significa que la cosa va para 30 años.
Si estas informaciones son correctas, ¿por qué no se solucionó de inmediato esa cuestión? Después de todo, darle larga a los problemas lo único que hace es agravarlos, como ha sido efectivamente el caso.
Por otro lado, la gran cantidad de basura que hay en esa cañada refleja el mal manejo de desechos que hay en el país, tanto por parte de las autoridades como de los mismos ciudadanos. La gente bota la basura donde quiera, sin reparar en los daños que pudiera provocar al medio ambiente, y lo peor del caso es que a veces hacen eso teniendo un zafacón relativamente cerca. La ignorancia respecto al tema es tan grande que hay gente que se ofende si le llaman la atención por tirar basura en plena calle.
Urge poner en marcha un proyecto de corte educativo y preventivo para que estas cosas no sigan sucediendo, y, más importante aún, que las autoridades correspondientes atiendan sus cartones para que los problemas no se salgan de las manos.
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