Cualquiera que lea noticias con regularidad sabe que la presión internacional sobre República Dominicana para que acoja a miles (o millones) de haitianos ilegales y les otorgue la nacionalidad y los derechos correspondientes es cada vez más fuerte.
En el plano internacional da la impresión de que todo el mundo está en contra de la República Dominicana, pues declaraciones provocadoras y advertencias no han faltado de parte de organismos internacionales, ONGs, fundaciones, representantes de la iglesia, personalidades y representantes de países, siendo los del CARICOM los más insistentes.
Sí. En los últimos meses se ha visto como todo el vivo, desde la primera ministra de Trinidad y Tobago hasta el arzobispo de Boston, se ha metido en un tema que atañe directamente a la soberanía del país. Todos han opinado respecto a la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, desinformando a la opinión pública y metiendo miedo respecto a las consecuencias que tendría su aplicación sobre descendientes de haitianos.
Gente como Kamla Persad-Bisessar, Ralph Gonsalves y Mario Vargas Llosa han contribuido a la desinformación y la consecuente condena al país con sus declaraciones inoportunas y mal fundamentadas, las cuales no solo dejan entrever ignorancia, sino que tienen una dosis importante de hipocresía. Resulta que mientras se condena a la República Dominicana y se le acusa de ser racista y de discriminar a los haitianos, en los países del CARICOM nadie les da entrada a los pobres haitianos.
Mientras eso ocurre, en República Dominicana cargamos con más de un millón de haitianos indocumentados que tienen acceso a servicios públicos. Contrario a la creencia popular, esos haitianos circulan libremente en el territorio nacional. Ninguno de ellos, hasta donde se sepa, es "esclavo", como han querido decir. ¿Qué las condiciones en los bateyes azucareros es precaria? Sí, pero nadie los obliga a trabajar ahí, y no es un caso exclusivo del país. En todas partes del mundo se explota a los inmigrantes por ser gente necesitadas, una práctica nefasta pero que resulta difícil erradicar de manera individual.
En el tema haitiano, la gente tiende a opinar sin saber. Le buscan el lado humanitario para generar pena en escenarios internacionales, y lo que mucha gente no ve es que se trata de una burda manipulación, con toda su carga de hipocresía. Después de todo, quienes dicen defender la causa haitiana no luchan desde Haití, sino que lo hacen cómodamente a control remoto, porque es más fácil y de cualquier forma les van a pagar.
Tras largos meses de presión internacional y un silencio gubernamental que tenía a más de uno preocupado, el presidente Danilo Medina estableció su posición de una vez por todas, en un escenario que valía la pena: la segunda cumbre CELAC, que se celebró esta semana en Cuba.
Allí, frente a una cantidad importante de mandatarios latinoamericanos y caribeños, Medina dejó en claro que no permitirá que se vulnere la soberanía dominicana, y de paso mandó a gente como Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y Las Granadinas, a dejar de meterse en lo que no es de su incumbencia.
La enérgica defensa de Medina, hecha en un escenario internacional, concitó gran apoyo a lo interno de República Dominicana, y no es para menos. Se mandó a freír tusas a un reguero de gente que nada más sabe opinar pero que no aporta nada. Tras meses de insultos y presiones, era justo que se estableciera una firme posición de defensa. ¡BRAVO!
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