Todos lo hemos escuchado alguna vez: "la primera impresión es la que vale". ¿Es cierto eso? Todo depende de como se mire, pero, en general, no es así.
Imagen: bennisinc.wordpress.com |
Armados con este dato de que "la primera impresión es la que vale", podemos hacer que las cosas vayan a nuestro favor, sobre todo cuando nos desenvolvemos en sociedades donde efectivamente la apariencia lo es todo.
Así, entonces, cuando vamos a una entrevista de trabajo vamos con nuestras mejores ropas y nuestra mejor actitud. Nos mostramos en la mayoría de los casos como personas sumisas, profesionales, agradables y decentes. Qué tan certera sea esta imagen es algo que se verá con el tiempo. Dependiendo de la magnitud del engaño, a corto o a largo plazo saldrá a relucir la verdad, y si la verdad es algo nefasto, quizás ya sea muy tarde para arreglar el asunto o, al menos, haya algún que otro daño irreversible.
Hay gente que en base a una primera impresión engañosa, sea buena o mala, toma decisiones erradas que luego lamenta. Hay gente que en una primera cita amorosa se deja llevar de la caballerosidad del acompañante y después resulta que era tremendo tigre. Igualmente hay gente que rechaza a otra porque la percibe como odiosa cuando en realidad se trata de un caso de timidez. Se da también el caso contrario: gente que aparenta ser servicial y agradable y resultan ser todo lo contrario.
La moraleja es clara: la primera impresión puede ser engañosa, pero, como estamos tan acostumbrados al adagio aquel, inevitablemente nos llevamos de ella. Lo sabio es poner a la gente a prueba para ver si es verdad eso que estamos viendo de manera inicial.
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