Es un hecho irrefutable: caen dos gotas de agua en Santo Domingo y el caos en el tránsito no se hace esperar. Ayer fue uno de los peores días para hacer diligencias, pues las calles estaban sencillamente intransitables. Una serie de factores, desde la imprudencia de los conductores hasta la presencia masiva de agentes de AMET, contribuyeron al caos.
Si manejar en condiciones perfectamente normales en esta ciudad es un dolor de cabeza, cuando se añade el factor lluvia, la cosa empeora. Y si buena parte de la ciudad está anegada, como fue el caso ayer, la cosa se torna imposible. Sin embargo, pude notar que una buena parte de los tapones que tuve que soportar eran artificiales, creados por la carencia de sentido común y la ineptitud de varios agentes de AMET que daban paso hasta cerrar la calle.
Es inconcebible que un oficial de la autoridad del transporte pretenda esperar a que se llene la intersección para dejar de dar paso a un lado y darle "luz verde" al otro. Eso lo vi mientras manejaba de norte a sur por la Tiradentes, donde me eché prácticamente UNA HORA para llegar hasta la César Nicolás Penson. Desde la altura de la calle Salvador Sturla hasta la 27 de Febrero el tapón era intenso. Una vez pasé de ahí, estaba muy suave todo. ¿Lo más interesante? No había AMET en ese punto.
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Y hablando de la Tiradentes, a pesar de la presencia activa de AMETs, los conductores solo dejaron un carril libre para el tránsito norte-sur, cuando lo correcto es que sean dos. No solo eso, ayer, más que nunca, quedó demostrado que no hay cultura de dar paso ni dejar la intersección libre, dos acciones que contribuyen a la formación de tapones.
¿Cuándo aprenderemos?
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