Foto: periódico 7 Días |
Con el tema de Haití y la veda impuesta a huevos y pollos de procedencia dominicana, una cosa queda clara: ellos no están por ceder, por mucho que se patalee de este lado.
Esta situación va ya para dos semanas, y con cada día que pasa el país adquiere una postura cada vez más vulnerable al insistir en conversar y llegar a acuerdos con unas autoridades haitianas que desde el principio han mostrado desprecio hacia el país y nuestras autoridades.
Aunque para algunas personas no signifique nada, el mero hecho de que los haitianos dejaron esperando a los funcionarios que se trasladaron desde aquí la semana pasada deja mucho que desear. Peor aún, la comisión que vino ayer desde Haití se dio importancia al dejar esperando a sus anfitriones y exigiendo de paso ver al Presidente antes de hablar con cualquier otra persona.
Tantas exigencias para nada, porque, como era de esperarse, no se llegó a ningún acuerdo. Los haitianos mantienen su argumento de que hay que prevenir una gripe aviar que es inexistente en territorio dominicano pero que se empeñan en usar de excusa para proteger los verdaderos intereses que hay detrás de todo esto.
Llegó la hora de olvidarse de Haití como mercado. Si algún día quieren volver a aceptar productos dominicanos, que lleguen a un acuerdo. Mientras tanto, nosotros como país debemos dejar de dar tanta lástima y buscar soluciones alternativas. Haití se ha comportado como una novia mañosa en esta novela, y si bien es cierto que los productores locales sufren, nada se ha logrado con lamentaciones y ruegos, salvo ponernos de ridículos.
Vamos a sacarle provecho a esta situación
Hay que entender una cosa: Haití, como país independiente y soberano que es, está en su derecho de impedir importaciones dominicanas hacia su territorio. De este lado debemos aprovechar la situación para poner las cosas en orden, empezando por regular la migración haitiana, que se ha salido de control, con todas sus consecuencias.
De esta forma, cuando se decida de una vez por todas aplicar la ley como va y nos reclamen como siempre pasa, podemos usar este incidente a nuestro favor, con un argumento muy simple: así como ustedes se reservan el derecho a no dejar pasar productos dominicanos, nosotros nos reservamos el derecho a otorgar la nacionalidad dominicana a gente que no cumple con los requisitos de lugar. Asimismo, nos reservamos el derecho de dar entrada a gente que carece de documentos que avalen su legalidad. De seguro ahí se acaba el relajo.
Haití, como en otras ocasiones, se la da de importante, y la respuesta nuestra debe ser dejarlos que disfruten su momento de estelaridad. A la larga, aún con las pérdidas millonarias registradas por productores dominicanos, quienes salen perdiendo son los propios haitianos.
Tomar esta decisión en nada viola los principios de diplomacia ni tiene por qué agriar unas relaciones que de por sí son tensas. Es un asunto de mantener la calma y mostrar un comportamiento ecuánime sin exageraciones hasta que las cosas vuelvan a la normalidad.
Comentarios
Publicar un comentario
Este blog no acepta vulgaridades. Modérese antes de comentar.