Después del papelazo de las Aguilas en la serie final de la pelota invernal local queda más que claro que la gerencia del equipo debe revisarse para no repetir actuaciones tan pobres como la sufrida por la fanaticada.
Estoy segura que ha ocurrido antes que un equipo barra con otro, pero, francamente, así no es divertido. No tiene ninguna gracia para la gente ir al play o ver el partido desde su casa y que sea el mismo equipo el que gane todas las veces. Se supone que parte de la emoción del béisbol es el enfrentamiento, el reto, ver cómo ambos equipos luchan por retener la victoria.
Una serie de beisbol donde solo un equipo anota todos los puntos es tan emocionante como un partido de tenis que se acaba a los 30 minutos con un marcador de 6-0 6-0. Quienes ven un partido de esa clase quedan menos que conformes por la falta de acción. Si se pagó por verlo en vivo, la frustración es aún mayor.
Esta noche el Estadio Cibao estuvo prácticamente vacío, y no es para menos. A nadie le gusta ver a su equipo perder de manera tan absurda. A pesar de que las Aguilas se mantuvieron en las primeras posiciones durante la temporada regular y en el round robin, ahora en la final jugaron pésimamente. ¿El motivo? Para mi es desconocido, pero quienes saben de pelota y la siguen de cerca apuntan a un equipo viejo y cansado que está sobre todo muy desgastado. Mientras tanto el Escogido, campeón de la serie, tuvo la situación contraria: mal desempeño durante la serie regular, logrando apenas clasificar, para luego convertirse en imparable.
Hay gente que dice que el desempeño del Escogido durante la final obedece al momentum de haber clasificado casi a regañadientes. Otros dicen que llegado el round robin hicieron una selección estratégica de refuerzos. Sea lo que sea, los resultados están a la vista: las Aguilas pasaron vergüenza, y de paso hicieron pasar vergüenza a sus fanáticos.
No sería esta la primera vez que las Aguilas tienen un desempeño desastroso, pero es quizás la vez que más ha trascendido. Hace años el desempeño califica de pobre, mediocre en el mejor de los casos. Se habla de jugadores veteranos que están de retirada pero que insisten en jugar. Se habla de líos a nivel de la gerencia, desde conflictos personales hasta intereses encontrados y falta de visión.
Ahora en la final todos los problemas de las Aguilas parecieron juntarse en el terreno de juego y, para horror de la fanaticada, se han pagado muy caros. A nadie debería sorprenderle que el estadio haya estado vacío anoche, que fanáticos tan entusiastas como Darío Martínez Batlle hayan desistido de ver el juego a modo de cábala para ver si se producía un milagro o que la burla por las redes sociales sea cada vez mayor.
Las Aguilas jugaron como nunca en esta ocasión, y aunque esa expresión usualmente tiene una connotación positiva, en este caso fue lo contrario. Un nivel de juego tan malo como ese hacía tiempo que no se veía en una final, por tanto a la gerencia le urge revisar qué es lo que está haciendo mal. Sería una pena que un equipo como Las Aguilas, con la tradición que tiene, desaparezca o caiga en un quinto plano por culpa de una gerencia que no ve más allá de sus narices.
Bueno, para ser justos, creo que pecas un poco de desconocimiento con algunas cosas. Ciertamente las Águilas han tenido algunos años recientes muy malos, pero desde la temporada pasada hemos mejorado un mundo, y hemos ido a dos Round Robin ganando la Serie Regular, y a dos Series Finales (la de ahora en 1er lugar). Es decir, en conjunto el desempeño no ha sido malo, aunque no hemos ganado ninguna de las dos ocasiones.
ResponderEliminarEn lo que sí tienes razón es en que la gerencia debe empezar a hacer cambios estructurales desde arriba, no desde abajo. Ahí es que la cosa ha fallado. Botar peloteros, buscar nuevos talentos y todo eso es CORRECTO pero lo mismo debe aplicarse ne la gerencia y en operaciones. Si no, es simplemente un cambio cosmético.
Los equipos deben renovarse según los tiempos. Esta época exige una directiva ágil, horizontal, conectada con la fanaticada. La gerencia aguilucha es vertical, autoritaria y muy poco humilde a la hora de aceptar sus errores e implementar cosas nuevas. No se arriesgan.
Veremos si las cosas cambian.
Cierto, no mencioné que con relación a la temporada anterior hubo una mejora sustancial en el desempeño. Aún así, el desempeño en la final en cierto modo "desbarata" ese logro porque en ocasiones dio la impresión de que se regalaron par de juegos por falta de reacción. Esto último es una apreciación mia que quizás no se corresponda con la realidad, pero así es como lo ve la gente aficionada como yo, que no sigue con tanta rigurosidad el deporte y que no hace análisis a profundidad porque no tiene la base para ello.
ResponderEliminarPor todo lo demás, de acuerdo. Lo que haga la gerencia y la forma en que se maneje inciden directamente en los resultados. El ejemplo lo tenemos a la vista.