"El Grito", de Edvard Munch |
Según se acercaba el fin de año las noticias de asesinato de mujeres a manos de hombres que terminaban suicidándose competían por atención con noticias de asaltos, un fenómeno que suele aumentar en la época navideña. Llegado el 2013, por aquello de que un cambio de año es solo un cambio de número y nada más, siguen saliendo esas crónicas horrorosas que dejan a más de uno pensando.
Justo en la víspera de año nuevo la sociedad dominicana quedó consternada por la tragedia ocurrida en Invivienda, Santo Domingo Este, cuando un joven de 26 años mató a su ex pareja, a la madre de esta, a una cuñada y una niña que era sobrina de la ex pareja. Como tiro de gracia, quizás porque sabía que no le esperaba nada bueno, el tipo decidió matarse, lo que garantiza que no habrá justicia de ningún tipo.
Este caso sigue el guión que todos conocemos: un hombre celoso, violento por demás, no acepta que una mujer le diga que no quiere regresar/seguir con él. Amenaza con matarla, se interpone una querella, pero, tristemente, la tragedia ocurre antes de que las autoridades puedan hacer algo. Peor aún, al igual que en otros casos, el tipo tenía un historial, con denuncias interpuestas por otra ex pareja y un intento de asesinato de su propia madre y una tía.
Un individuo con un historial como ese, que encima de todo estaba enfermo, según su madre, no merece estar entre la gente, lo que merece es estar bajo cárcel o institucionalizado. Algo parecido pudiera decirse de la bestia que en Los Guandules Abajo incendió al menos 8 casas luego de haber ido a la vivienda de una pareja suya y le diera golpes sin piedad, a la vista de sus hijos, quienes también llevaron lo suyo. La tragedia en este caso no fue total porque la mujer y sus hijos pudieron salvar la vida gracias a la intervención de un vecino suyo que momentos antes había tratado de aplacar al agresor. El vecino, junto con otras 8 familias, lo perdió todo por el incendio.
Hay que preguntarse, ¿qué cosas pasan por la cabeza de estos tipos cuando deciden acabar con la vida de otra persona? ¿Pensarán en que sus acciones son irracionales? ¿Qué hacen daño a personas que no tienen nada que ver con sus problemas? ¿Qué las justicia les echará el guante? ¿Qué su reputación, en caso de que quede vivo, se verá para siempre afectada? ¿Qué si se mata quedará como un cobarde?
A la clara ninguno piensa en esto. Ninguno piensa que al matar a una mujer quedan niños huérfanos, ninguno piensa en el daño que se hace a la familia inmediata de la infeliz, en fin, ninguno piensa en las consecuencias de sus actos. Salvo que nos estén agrediendo o asaltando, nada justifica matar a otra persona, sobre todo cuando el motivo subyacente es pasional: celos, negativa a reconciliarse, infidelidad comprobada o lo que sea.
Este tema es muy complejo. Estamos rodeados de música que incita a la violencia, publicidad que trata a mujeres como objetos, artistas internacionales que glorifican el look provocativo y en general una tendencia hacia la vagabundería.
Habrá quienes digan que el mismo medio produce gente violenta, sobre todo si se han desarrollado en un ambiente dominado por violencia, y habrá quienes digan que algunas mujeres se lo buscan por comportarse sin inhibiciones. Ambas cosas pudieran ser válidas, pero no hacemos nada identificando la causa y no buscándole una solución adecuada.
No se hace nada con marchas contra la violencia de género ni con campañas gráficas que muestran a mujeres golpeadas o muertas. Nada de esto es efectivo si no se acompaña de una revisión profunda y una reforma integral en los barrios, que es donde suelen ocurrir este tipo de tragedias. Es en los barrios donde hay un descontrol total, donde adolescentes se convierten en madres con una facilidad espantosa y donde cualquiera tiene hasta 5 muchachos de hasta 5 parejas distintas. Entre pobreza y promiscuidad es que vive la mayoría de la gente en esos barrios, y por eso pasan estas cosas.
Para finalizar, no es solo en la RD que los dominicanos cometen esta clase de actos, fuera de aquí también pasa. Hoy es noticia que en Nueva Jersey una joven dominicana fue asesinada por su pareja, también dominicano, quien por último se suicidó.
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