Imagen: Bigotez
Ya que ni siquiera se respeta a los cementerios en el robo voraz de cualquier cosa que sea de metal, hago una propuesta que beneficiará a todos: exportemos las chatarras que se hacen llamar "carros públicos" y cambiemos la flota de tales vehículos con los ingresos generados.
Ya que ni siquiera se respeta a los cementerios en el robo voraz de cualquier cosa que sea de metal, hago una propuesta que beneficiará a todos: exportemos las chatarras que se hacen llamar "carros públicos" y cambiemos la flota de tales vehículos con los ingresos generados.
De esa manera se descontaminaría bastante la ciudad de Santo Domingo, ennegrecida por el humo que emanan esos vehículos, muchos de ellos en tan malas condiciones que es un verdadero milagro que anden por las calles. No solo contaminan estas chatarras por tener problemas con el muffler (hasta vehículos nuevos pueden tener ese problema, pero ya este es otro tema), sino que el mal aspecto afea grandemente en entorno en que nos desenvolvemos.
Ya que mueve tanto dinero este negocio de los metales, ¿por qué no usar una parte de los ingresos en cambiar esas chatarras por algo más adecuado? Claro está, tal acción vendría acompañada de ciertas regulaciones para adecentar el transporte público, cuyo servicio deja mucho que desear. Sería un palo.
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