Los Tigres del Licey, quienes mantuvieron un juego de calidad durante toda la celebración de la Serie del Caribe, se alzó ayer con la corona al derrotar 8-2 a las Aguilas Cibaeñas, anfitrionas del evento y defensoras del título.
Con la de ayer suman 16 las veces que República Dominicana ha ganado la Serie del Caribe, lo que nos mantiene en una posición de liderazgo. Por su parte, es la décima victoria para el Licey, quienes se convirtieron por igual en el primer equipo no campeón (se recuerda que fueron subcampeones y que entraron por Puerto Rico) en ganar la serie.
Nuestras más sinceras felicitaciones para el Licey, cuyo triunfo es de todos los dominicanos aunque algunos se empeñen en decir lo contrario. Sin embargo, no podemos dejar de mencionar el incidente del camerino destrozado, noticia principal de El Nacional en su edición de ayer.
Según se reportara, jugadores de el Licey hicieron un tremendo desorden y destruyeron las luces y la puerta del camerino de visitantes tras haber perdido de México el miércoles, que sorprendió a todos ganando 7-4. Tales acciones barbáricas fueron una reacción a la derrota sufrida, y, peor aún, es un comportamiento reincidente, pues pasó igual cuando las Aguilas conquistaron la corona local hace par de semanas.
Además de ser un mal ejemplo para los jóvenes y la fanaticada, estas acciones son una burla a los millones de contribuyentes que pagan religiosamente sus impuestos, ya que el Estadio Cibao fue remozado por el Gobierno con estos fondos. Siempre caemos en lo mismo: civismo y educación. Nadie tiene la culpa de que tal o cual equipo haya perdido, y no hay ninguna justificación para ese comportamiento.
Si no se aplican sanciones que duelan al equipo, la lección no será aprendida y seguirán pasando estas cosas. En cualquier otro país, la sanción no se haría esperar. Copiemos eso.
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