Ya sea en el trabajo, en el vecindario o mientras hacemos nuestras diligencias, siempre estaremos rodeados de gente, algunas veces de manera temporal, otras permanentemente. Gregario como es por naturaleza, el ser humano siempre busca relacionarse con las personas que le rodean a diario, como son sus compañeros de vecindario, trabajo o estudios. El problema es que no siempre se establecen relaciones amenas, ¿por qué será?
Aunque la experiencia apunta a lo contrario, convivir con los demás en paz y armonía no es tan difícil, nada más hay que seguir algunas reglas básicas y de sentido común. Empecemos por lo más obvio: cada cabeza es un mundo. Así es, cada quien tiene su manera de pensar, y esto hay que respetarlo. Que una persona sea vegetariana o diferente de alguna forma no debe convertirse en la comidilla de la oficina, ni mucho menos ser motivo de marginación y/o burla.
El enemigo #1 de la convivencia es el chisme, casi siempre infundado y difundido con la intención de hacer daño a terceros. La mayoría de la gente, y no solo en nuestro país, parece disfrutar sobremanera un chisme, siempre y cuando no les afecte directamente, pues ahí la cosa cambia de inmediato. Siempre presente en el barrio y el lugar de trabajo o estudios, el chisme puede tener consecuencias insospechadas para sus víctimas, y de paso para quienes lo difunden.
Un tercer punto, causa de conflictos en todas partes y en gran parte responsable del chisme, es la falta de respeto hacia la privacidad de la gente. Amable lector, si usted es de las personas que constantemente husmea en las vidas de los demás, revísese. Bien lo dijo Benito Juárez: "El respeto al derecho ajeno es la paz". Lo que hagan sus amistades y compañeros de trabajo con sus respectivas vidas es asunto exclusivo de ellos. Recuérdese que la curiosidad mató al gato, y de qué manera.
Tratar con respeto a sus vecinos y compañeros de trabajo le evitará muchos inconvenientes, pero para que esto funcione, la cosa debe ser mutua. Recuerde, a nadie le gusta que abusen de su persona, y toda acción en ese sentido tiene una reacción. El sentido común es sumamente valioso cuando hay que tratar con personas. Si su compañero de trabajo está muy concentrado en sus tareas, tenga el suficiente juicio de no interrumpirlo, se lo agradecerá. No se aparezca de improviso a la casa de su amigo, usted no sabe si está en disposición de recibir visitas. No hable en voz alta estando en la biblioteca, otros están tratando de concentrarse. En fin, respete para que lo respeten.
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