En las últimas semanas se ha sentido en el ambiente que la campaña electoral está llegando a su fin. Esto se ha visto en la forma de anuncios y propagandas que se han multiplicado por radio, televisión e Internet, encuestas serias y no tan serias, caravaneos, conflictos y acusaciones mutuas. Por estos días no ha habido un solo programa de televisión local donde la política no sea el tema del día.
Por supuesto, la máxima señal de que ya tendremos un respiro de la campaña son los famosos mítines de cierre. Ayer le tocó al PLD, hoy le toca al PRD, que para los fines ha anunciado 100 marchas en distintos barrios de Santo Domingo. Independientemente de lo que diga la ley electoral, siempre me he preguntado para qué se hacen estos mítines.
O sea, además de tapones y potenciales heridos, ¿qué se gana haciendo una de estas marchas? Se sabe que es una forma del candidato en cuestión demostrar su poderío en las actuales elecciones, y que muchos aprovechan el momento para gozar, pero, ¿no puede hacerse esto de manera que no interrumpa tanto el día a día? Cuando estas marchas y caravanas están en sus buenas, las calles se convierten en un solo tapón. Por si fuera poco, al témino del evento queda la basura por montones.
Es increíble como la política virtualmente lo paraliza todo en este país, al punto de que se ha declarado feriado hasta el mediodía del lunes. En países como Estados Unidos, Inglaterra y Australia la gente no deja de trabajar por el simple hecho de que haya elecciones, pero aquí en RD las cosas ciertamente son diferentes. ¿Por qué?
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