¿Cuántas veces se ha puesto a trabajar con un grupo de personas tan solo para toparse con que cada cual tiene una idea distinta? Dicen que cada cabeza es un mundo, una frase muy adecuada para reconocer el hecho de que cada persona piensa y actúa de una manera distinta cuando se enfrenta a un mismo problema.
.Cuando se está trabajando en equipo con la finalidad de llevar a feliz término un proyecto específico, el criterio unificado al respecto adquiere una importancia monumental. Si de entrada se tienen dudas respecto a lo que se está ejecutando, las posibilidades de que haya problemas en el camino son amplias. Si durante la ejecución no se hace un esfuerzo por comprender lo que se quiere hacer y se unifican criterios dispares, entonces el resultado final puede ser un tollo.
Una vez se tiene un tollo entre manos y no se hace el esfuerzo por revisar y enmendar cualquier error, las consecuencias pueden ser terribles: se anuncia una cosa y se entrega otra que no cumple con las expectativas generadas. A continuación vienen las quejas, burlas y críticas, la mayoría de ellas bien intencionadas pero con el potencial de caer mal a los responsables del proyecto, que de por sí sufren de un caso de miopía que les impide ver más allá de sus propias ideas.
La única forma de evitar que estas cosas sucedan es siendo humilde, aceptando los distintos puntos de vista, pero a la vez tratando firmemente de que se comprenda de una vez por todas aquello que se desea ejecutar. Y para asegurar que se sigue por el camino correcto, consultas y revisiones frecuentes son una cosa obligatoria. En estos casos, la comunicación lo es todo.
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