Foto: openfsm.com
Un fallo común entre directores de proyectos es la dificultad de expresar con claridad aquello que se desea hacer. Aún cuando se cuenta con un personal capaz no se puede pretender que el mismo advine cada paso dentro de un proceso y que encima haga una autoevaluación del trabajo que le ha tocado hacer.
En el colegio, la universidad y la oficina estas cosas suceden con frecuencia, y siempre la consecuencia es la misma: frustración de ambas partes, tensiones innecesarias y un resultado final que dista mucho de ser el mejor.
¿Será que es tan difícil dar órdenes correctamente, o será un fallo del personal, que quizás no escucha con la debida atención? Cada caso es único, pero en la práctica los fallos suelen venir por parte de superiores que no dan suficientes detalles y que no dan seguimiento a los trabajos. Son personas que se caracterizan por mantener bajos niveles de comunicación y que no mantienen los canales abiertos para los fines.
Otras veces simplemente se trata de gente que no sabe expresar aquello que hay que hacer, y es aquí donde la cosa se pone peligrosa. En cuanto falla algo y vienen las quejas por parte del jefe supremo, estas personas siempre se desligan del problema y prefieren echar la culpa a subordinados que tan solo cumplieron con lo ordenado. Es el típico caso de que la soga se rompe por lo más delgado.
¿Falta de ética, doble moral, el arte del engaño o simple ineptitud? Juzgue usted mismo.
Cuando las órdenes se dan de manera clara, sencilla y consecuente a las tropas, éstas las aceptan. Cuando las órdenes son confusas, contradictorias y cambiantes las tropas no las aceptan o no las entienden. Cuando las órdenes son razonables, justas, sencillas, claras y consecuentes, existe una satisfacción recíproca entre el líder y el grupo.
ResponderEliminarhttp://ferzvladimir.blogspot.com/2010/04/defectos-del-liderazgo-segun-el-arte-de.html