En este mundo complicado, todos trabajamos contra el reloj, presionados por tiempo y resultados. Asimismo, todos, sin excepción, dependemos de alguien más para obtener esos resultados.
Lidiar con gente es una experiencia frustrante y extenuante, y esto es algo que se extrema cuando necesitamos obtener un resultado rápido.
La mayoría de la gente vive explotada: en su trabajo, puede ser que le exijan mucho y le paguen poco. En su vida personal, lo más probable es que tenga que lidiar con varias situaciones a la vez: matrimonio, hijos, padres, enfermedades, etcétera. Para completar, es también una posibilidad que además de su trabajo primario haga otras cosas para poder llevar una vida medianamente cómoda.
Sí. La vida es complicada para casi todo el mundo, y eso incide en el tipo de respuesta que se obtiene de la gente. Por cosas como estas es que la mayoría de la gente falla en entregar cosas a tiempo. Asimismo, por eso se retrasan proyectos, se cancelan planes, se descuidan trabajos y un largo etcétera.
La mayoría de la gente es desorganizada por naturaleza, y eso tampoco ayuda a que las cosas fluyan con más facilidad.
Se entiende que todos tenemos situaciones. Que las cosas se complican. Que la tecnología falla. Que a veces, por más que queramos, simplemente se imposibilita entregar una cosa a tiempo.
Todo esto se entiende. Lo que no se entiende es la compulsión de la gente a ocultar la verdad cuando se ve en situaciones que le impiden entregar un trabajo a tiempo. Hay gente que cree que ocultarse por ahí hasta que pase la tormenta sale más barato que enfrentar la situación y decir con honestidad lo que hay. Igualmente hay gente que cree que se está haciendo un favor mintiendo, quizás con la intención de ganar algo de tiempo antes de que la bomba explote. Esto es un gravísimo error.
Entre ocultarse y hablar mentiras no se sabe cuál es peor estrategia. Nadie puede esconderse para siempre, y, eventualmente, todo se sabe. Aunque sea desagradable, la reputación sufre menos cuando se da la cara y se habla claro. Al menos eso indica responsabilidad e integridad por parte de la persona y el cliente, por su parte, queda más satisfecho.
Por razones muy variadas, a la mayoría de la gente se le dificulta decir la verdad y dar la cara en momentos como esos. Lo hemos visto en consultorios médicos, en oficinas de servicio, en contratistas freelance. En fin, en todas partes.
Honestidad. La mejor cara de presentación. Tratemos de adoptar ese hábito, para nuestro bien.
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