Imagen: blog de chispitica |
A todos nos ha pasado alguna vez: tenemos una idea, pero no sabemos expresarla. A veces no tenemos muy clara la forma de abordar el tema, otras veces queremos evitar malentendidos innecesarios y por ende nos abstenemos. Algunas ideas funcionan mejor con un ejemplo específico, en otros casos basta con un caso hipotético y hasta cierto punto genérico.
¿Cuál es la mejor forma de expresar una idea? No hay una respuesta única porque todo depende del contexto y las circunstancias. Desde hace días me rondan unas ideas por la cabeza, pero si las expreso directamente puedo buscarme problemas serios, y si las digo de una forma genérica es probable que poca gente me entienda.
¿Qué hacer? En lo que se resuelve el caso sale esta entrada, pues dicen algunos analistas del comportamiento humano que a veces la mejor cura para un bloqueo mental es escribir acerca de aquello que lo provoca. El único problema es que este caso particular no es tanto de bloqueo mental, sino de falta de estrategia. Es posible que este ejercicio luego me ayude a expresar la idea que quiero, quizás se trate después de todo de un bloqueo mental que impide encontrar la mejor forma de abordar un tema.
El tema en cuestión no es de índole personal ni de trabajo. Más bien es un cuestionamiento de los parámetros de calidad que existen al día de hoy en todos los aspectos de la vida: bienes, servicios, relaciones interpersonales, carrera profesional, etcétera. A veces da la impresión de que la calidad, salvo contados casos, se fue a pique, y que ahora mismo es una pérdida de tiempo centrarse en ese aspecto a la hora de entregar cualquier cosa. Es un tema que he abordado antes, pero esta vez hay componentes que lo dificultan.
De momento ha salido un interesante post experimental acerca de una situación que suele ocurrir a quienes escriben con frecuencia.
Comentarios
Publicar un comentario
Este blog no acepta vulgaridades. Modérese antes de comentar.