Imagen: Three Trees Art |
La vida está llena de cosas buenas y malas. Hay días que son excelentes, otros que son término medio y otros más que son simplemente horribles. A lo largo de la vida a la gente la aclaman, la abuchean, le cogen pena, se gana el odio de otros, genera rechazo, provoca ternura y hasta indiferencia.
De todas las cosas que una persona puede recibir de otra, quizás la indiferencia sea la peor de todas. Indiferencia implica muchas cosas que no se expresan de manera verbal pero que encierran un poderoso mensaje que puede dejar confundido al receptor del mismo.
"¿Serán cosas mías, o realmente hay algo de qué preocuparse aquí?" Normalmente ese es el tren de pensamiento que sigue a un evento de esa naturaleza. Hay gente que no le da importancia, otros se preocupan hasta enfermarse y otros lo cogen con filosofía, pensando que "más para alante vive gente".
Muchas cosas generan indiferencia. Hay gente que simplemente pierde el interés en otra, otros tienen un caos en su vida y no saben como enderezarlo y otros simplemente sin irracionales o tímidos y en vez de hablar prefieren que su silencio se manifieste para que sea el otro que interprete y tome su camino. Desagradable, ¿no es así?
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