Estos de la foto son Lorcan Dillon, un niño británico de 7 años, y su inseparable mascota, la gata Jessi-Cat. Como parte de un concurso nacional que busca premiar al Gato del Año, la historia de Lorcan fue publicada por el periódico inglés Daily Mail, y la única conclusión a la que se puede llegar es que los gatos, lo mismo que cualquier otra mascota, son geniales para alegrar y aliviar gente con las más variadas condiciones de salud y conducta.
En el caso de Lorcan, el niño sufre de un raro desorden llamado mutismo selectivo, una condición ansiosa que le impide expresar libremente su afecto y emociones hacia familiares, amigos y demás. Esta descripción puede ser un tanto engañosa porque no da una idea generalizada de las consecuencias de vivir con esa condición y del efecto que tiene sobre su entorno, sus estudios y socialización. Sin embargo, las cosas han cambiado positivamente para Lorcan desde que Jessi-Cat llegó a sus manos dos años atrás.
La madre de Lorcan cuenta que si bien su hijo ni ha sido capaz de expresarle afecto de la manera tradicional, es decir, con abrazos o un simple "te quiero", con Jessi-Cat no pasa lo mismo, y el tener la posibilidad de desahogar sus emociones ha tenido un tremendo impacto en el desarrollo del niño. El mutismo con que solía tratar a sus familiares ha ido desvaneciendo poco a poco, lo que le permite interactuar de manera casi normal con los miembros de la casa. En la escuela pasa lo mismo, tiene una interacción mucho más directa que ha mejorado su desempeño.
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