Imagen: Remote Worker Daily |
Desde hace algún tiempo se pregona la idea de que hay que ser positivo para obtener resultados positivos. Si bien es cierto que una buena actitud a menudo ayuda a superar obstáculos con mayor facilidad que en el caso contrario, no es menos cierto que ese positivismo y optimismo solo funcionarán en la medida en que el individuo asuma dicha actitud. Es decir, si realmente estamos convencidos de que vendrán cosas buenas es probable que ese sea el resultado.
Lamentablemente no se obtiene el mismo resultado cuando el pensamiento optimista es falso, resultado de una presión social cada vez mayor por poner buena cara al mal tiempo y tratar de ser lo más positivos y estimulantes posibles. Hay gente que por naturaleza tiene una disposición negativa ante la vida, y hay gente que realmente está hasta la coronilla en problemas de su cotidianidad, a veces sin una solución que se vislumbre en el futuro cercano. No se puede pretender que estas personas estén contentas y agradecidas de la vida en ese momento, sobre todo porque no sabemos cuales son sus circunstancias.
Estoy de acuerdo que en público una persona debe hacer su mejor esfuerzo por disimular su actitud negativa/pesimista porque nadie tiene la culpa de sus problemas. Ahora bien, de ahí a tener una sonrisa permanente, de ahí a solo expresar frases positivas, hay un largo trecho. Para mucha gente se trata de un estado poco natural, y solo quienes de por sí tienen una actitud verdaderamente positiva de nacimiento pueden aguantar eso todo el día. A ese tipo de personas se les suele admirar, y con mucha razón, pues por lo general logran inspirar con su disposición alegre. Hay personas dentro de este grupo que ni siquiera atravesando su peor crisis dan a entender que algo anda mal, y ya en este caso se trata de un arma de doble filo.
¿Qué elementos intervienen para que una persona sea positiva o negativa? Realmente no lo sé, pues hay muchas cosas a tomar en cuenta: genética, características familiares, ambiente de desarrollo, circunstancias sociales y un largo etcétera. Hay gente que se deprime con facilidad, hay gente que no le para a nada y hay gente que finge no importarle nada y que por dentro se está muriendo. Este último grupo es quizás el que peor la pasa porque siente presión de no sacar a flote sus sentimientos y termina ahogándose en ellos.
Estamos de acuerdo en que tener una actitud positiva y de agradecimiento deja más frutos que la alternativa, que es pensamiento negativo y actitud pesimista. Aún así, vuelvo a insistir en que esos frutos no se ven cuando la actitud es fingida como resultado de presión social que viene de amistades, familiares y compañeros de trabajo. Hay algunas cosas que son naturales a cada persona y desviarse de ellas resulta no solo incómodo, sino frustrante la mayoría de las veces. Puede que sea el caso con gente de inclinaciones negativas naturales que trata de aparentar lo contrario.
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