Al dominicano le gusta dejar todo para la última hora, y si no está convencido de que es así, fíjese la próxima vez que se monte un operativo de renovación de documentos. Si bien este comportamiento forma parte de nuestra idiosincracia, el mismo denota una falta de interés por la formalidad.
Ejemplo, en esta semana unos motoconchistas armaron un piquete en las casetas que había instalado la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) en el Centro Olímpico. Por absurdo que parezca, la queja fue porque la DGII no dio prórroga para la renovación la placa, operativo que duró tres meses.
Es una mala costumbre que tenemos: se nos pasa el plazo y después presionamos para que se extienda. Es hora de dar el ejemplo, porque de seguir así, viviremos en una eterna prórroga, sin posibilidad de avanzar. Si de todos modos hay que hacer esa diligencia, es mejor hacerla temprano que tarde.
Ejemplo, en esta semana unos motoconchistas armaron un piquete en las casetas que había instalado la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) en el Centro Olímpico. Por absurdo que parezca, la queja fue porque la DGII no dio prórroga para la renovación la placa, operativo que duró tres meses.
Es una mala costumbre que tenemos: se nos pasa el plazo y después presionamos para que se extienda. Es hora de dar el ejemplo, porque de seguir así, viviremos en una eterna prórroga, sin posibilidad de avanzar. Si de todos modos hay que hacer esa diligencia, es mejor hacerla temprano que tarde.
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