Muchos de los comportamientos y actitudes que exhibimos son aprendidos, el reflejo de años de influencia de la sociedad, los padres, los amigos y hasta la TV.
Buscamos validación externa, porque eso es lo que siempre vemos. Las mujeres crecen con la ides de que su vida solo estará completa cuando se casen y tengan hijos, como si esa fuera la única aspiración en la vida. Los hombres creen que una marca de su hombría es tratar a las mujeres como gallinas y "pisar" a cuantas se les crucen por el frente.
Estos comportamientos son estereotipos, de la misma forma que es un estereotipo el ideal de belleza delgado y pálido.
Si usted odia a la gente, no se quede callado: hágalo saber. Solo así cambiarán sus molestos hábitos. |
La lista de comportamientos aprendidos es larga, y quizás lo peor de este fenómeno es que, a la vez que nos homogeneiza, nos inutiliza el usar la cabeza para discernir que hay otras formas de reaccionar y enfrentar situaciones.
¿Quién se inventó que hay que llorar porque la pareja lo botó? Si esto pasó, abrace la oportunidad y búsquese otra que sea digna de usted. Punto.
La gente en estos tiempos es demasiado mañosa. Por cualquier cosa se hace un drama, por cualquier cosa nos ahogamos en un vaso de agua. Esto, además de inútil, no resuelve nada.
Al diablo con las convenciones y las crisis existenciales. Son disparates aprendidos. El cliché aquel de que la vida es una sola es una realidad que a veces ignoramos hasta que pasa algo dramático o hasta que es muy tarde. Todo por culpa de esos comportamientos aprendidos.
Basta ya. Usemos la cabeza y olvidemos las suposiciones. Todos tenemos la capacidad de usar nuestra cabeza y lógica.
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