No sé si tenga que ver con el bombardeo político o que, pero mucha de la gente con la que tengo contacto a diario me dice de alguna forma u otra que está "jarta", así con J. Al preguntarles por qué, la respuesta es la misma: se sienten estancados, como que todo es lo mismo y necesitan un cambio aunque sea de ambiente.
Imagen: Luke Chueh, Deviant Art. |
Es interesante el fenómeno porque parece ser colectivo. No solo son amistades y conocidos que se quejan. En lugares públicos la conversación parece ser la misma, extensivo a redes sociales, donde hasta las caricaturas reflejan ese estado de hartazgo que en nada ayuda a nadie. Es una sensación desagradable porque momentáneamente se siente uno como que no hay esperanza, como que efectivamente está uno estancado en una especie de infierno sin posibilidad real de escapatoria.
Algunas personas, y yo me incluyo, tienen la esperanza de que las cosas cambien a partir del 15 de mayo, el día en que culmina -al menos en teoría- este asunto de la política. Se supone que a partir de ese día cesan los caravaneos, bandereos, mítines, reuniones políticas y demás. Sin embargo, hay una posibilidad de que no sea así. Dada la naturaleza de nuestra política, ese día, si bien marca el fin de manifestaciones de esa índole -aún sea momentáneamente- puede dar pie a otras situaciones de tensión.
El 15 de mayo transcurrirá en una calma tensa en lo que de desarrolla el proceso de votación, No se descarta que, como en ocasiones anteriores, haya algún que otro incidente, pero el verdadero circo empieza en la noche. Ya se han dado los pasos para asegurar un proceso tenso con la exigencia de conteo manual, algo que, según yo lo veo, invalida la inversión hecha en equipos y tecnología. Se da por un hecho que habrán las clásicas impugnaciones de resultados y pataleos de lugar. La esperanza de algunos es que no haya una segunda vuelta para poder retomar un ritmo de vida más normal, y vaya si hace falta eso.
Da la casualidad de que yo también estoy "jarta", y probablemente ustedes también lo estén. Este fenómeno me parece preocupante porque si todos estamos "jartos" no hay forma de hacernos sentir mejor mutuamente y por ende enfrentamos un panorama totalmente gris. Ningún pueblo o sociedad sobrevive de esa manera.
De este ejercicio mental, y tomando en cuenta mi escrito de ayer, se desprende una conclusión muy obvia: la forma en que se hace política en este país tiene que cambiar. Cada cuatro años se observa este mismo panorama de gente que a medida que se acerca el día está simplemente harta del bombardeo de anuncios, chismes, persuasiones y demás. Esto es insostenible.
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