Día de la Restauración. Como suele suceder, es uno de los días más esperados del año, pero no por la importancia histórica que encierra, sino porque es feriado.
Aunque suene un tanto exagerado, así andamos. Este no es un país conocido por el fervor patriótico que caracteriza otros países, siendo Estados Unidos y México dos buenos ejemplos.
Mañana, siguiendo una tendencia que se ve desde hace varios años, pocos sacarán su bandera para adornar sus casas. Pocos reflexionarán acerca de lo que significa la palabra "restauración" y qué exactamente estamos celebrando cada 16 de agosto.
Si bien la palabra está más que clara en su significado, una cosa es saberlo y otra muy distinta comprenderlo.
República Dominicana nació el 27 de febrero de 1844, tras 22 años de dominación haitiana que culminaron con el ahora famoso trabucazo de Mella. Tras años de luchas internas y planes macabros que incluían regalar/vender un pedazo de la isla a cambio de "protección", Pedro Santana, el gran traidor, logró su objetivo en 1861 cuando la isla fue anexada a España.
Paradójicamente (aunque en realidad era de esperarse), el cambio de estatus no fue para nada bueno. La mal llamada "Madre Patria" tan solo empeoró todo, y aunque a Santana lo premiaron con un cargo de nombre sofisticado, no pasó mucho tiempo antes de que diera cuenta que su poder y participación dentro del esquema no pasaban de ser algo simbólico. Santana se retiró en 1862 y murió en 1864.
La Guerra de la Restauración, cuyo inicio es lo que se conmemora cada 16 de agosto, duró hasta 1865, cuando se repuso la soberanía de la isla tras 4 años de pasar trabajo a manos de España. De manera específica fue el 3 de marzo de 1865 que las autoridades españolas firmaron la anulación de la anexión, volviendo República Dominicana a su estatus anterior.
Lo simbólico, y la razón por la que se celebra el Día de la Restauración en esta fecha, es la valentía y determinación de un grupo de dominicanos que no concebía dejar las cosas como estaban. Haber firmado esa anexión fue un insulto, y se necesitaba de valor para enfrentar y corregir la situación. Por eso al día de hoy la figura de Gregorio Luperón, quien plantó la bandera dominicana en el Cerro de Capotillo ese 16 de agosto de 1863, es tan venerada.
Quizás la paradoja más grande es esta historia tenga que ver con Pedro Santana. La independencia nuestra fue una lucha librada contra los haitianos, y si había alguien que en verdad no quería nada con los haitianos, ese era Pedro Santana. Nada más hay que ver como figura en cada batalla librada contra los haitianos tras la Independencia. Pero entonces, quizás buscando lo fácil, tomó la fatal decisión de anexar la isla a España, lo cual iba en contra del ideal independentista.
Siempre lo he dicho: a la gente no hay quien la entienda. Celebremos hoy con la conciencia de lo que representa este día y procuremos que nunca más caigamos en ese gancho.
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