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Para una isla que toda su vida ha recibido los embates de huracanes y demás fenómenos atmosféricos relacionados, que se anuncie la llegada de una tormenta tropical dentro de las próximas horas no debería ser algo sorprendente o fuera de lo común. Sin embargo, tratándose de una nación donde la improvisación siempre está presente, hay que hacer hincapié.
Viene Chantal. No llega a huracán, pero, como aprendimos con Noel en 2007, ello no significa que no hará daño. Quiere decir entonces que debemos poner todos de nuestra parte abasteciéndonos de suficientes alimentos, asegurando aquellas cosas que pudieran salir volando en medio de la brisa, siguiendo las instrucciones de las autoridades correspondientes y teniendo a la mano radios de pila y linternas.
Hay gente que en medio de un temporal de agua gusta de salir a ver qué encuentra o a ver el oleaje. Esta es una mala idea. Si no es necesario, lo mejor es abstenerse de salir. Si es inevitable, pues lo menos es tomar las precauciones de lugar. ¿Vives en una zona vulnerable? Averigua la posibilidad de refugiarte en casa de un familiar o en los refugios dispuestos por el estado.
República Dominicana quizás no esté 100% preparada para enfrentar estos fenómenos, tiene deficiencias a nivel cultural y de logística que dificultan estas labores, pero, desde hace varios años, se están haciendo esfuerzos más responsables. Los ciudadanos deben respaldar estos esfuerzos poniendo de su parte antes, durante y depués del fenómeno.
Actualmente Chantal se encuentra en la latitud 14.8 norte y longitud 62.7 oeste, 540 kilómetros al sureste de San Juan, Puerto Rico, con vientos sostenidos de 100 kilómetros por hora. El Centro de Huracanes de Miami ha emitido alerta de huarcán desde Barahona hasta Samaná, y, según las proyecciones, para las 8:00 a.m. de mañana miércoles estaría entrando a territorio nacional por el sureste.
Ya lo saben. Nada de quedarse de brazos cruzados, a la buena de dios, como dicen algunos.
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