Cuando se trabaja en organizaciones sin estructura, sin planificación ni logística, ser organizado y responsable no es solo un sufrimiento, sino una verdadera pesadilla.
La gente organizada, formada bajo el precepto de seguir reglas y orientada a obtener el mejor resultado de la manera más eficiente posible, se asfixia en escenarios donde las cosas ocurren medalaganariamente y de forma desorganizada.
A la gente organizada no le gusta que la saquen de concentración por la falta de organización del otro. La gente organizada detesta perder el tiempo por cosas mal planificadas o carentes de lógica y/o logística.
Se entiende que algunas cosas ocurren sin avisar y que no queda de otra que resolver, pero suele ocurrir que cuando se trabaja para terceros se avisan cosas sin rejuego de tiempo por desorganización y falta de planificación del otro.
Eventos planeados con semanas de antelación de repente son comunicados a la última hora posible, con la consecuencia del inevitable desbarajuste a los planes ya hechos.
Ocurre también que cuando se trabaja en lugares desorganizados y sin criterio se asignan tareas ajenas a las establecidas, provocando problemas más adelante.
¿Cómo se puede trabajar en un lugar donde no se dan herramientas, lineamientos u orientación? Para quien está acostumbrado al desorden y la falta de reglas, este escenario es perfectamente normal. Para una persona organizada y debidamente formada, una pesadilla.
Trabajar sin orden, sin lineamientos, sin planificación y sin una línea clara de comunicación interna es una receta para el fracaso. Aplica a instituciones públicas, privadas y proyectos de emprendimiento.
La falta de organización provoca retrasos, burocracia y gastos excesivos. Es la razón por la cual algunas compañías no prosperan ni evolucionan. Es la razón de tanta infuncionalidad en el ambiente y tan poco balance entre la vida laboral y la vida personal
El orden y la planificación lo son todo. Tristemente, 99 por ciento de la población no piensa así, sobre todo cuando hay oportunidad de sacar provecho al caos.
Triste, y es lo que nos está llevando al abismo. Tomen nota.
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