Los empresarios dominicanos, quizás igual que en todas partes, viven quejándose. Cuando no es satanizan las compras por Internet, el problema es lo costoso que les sale mantener a la clase trabajadora, aquella que hace el trabajo sucio por cheles y bajo condiciones poco deseables a nivel de trato humano.
Con los empresarios no hay forma de ganar porque ellos están programados para siempre salir ganando. El argumento para modificar el Código de Trabajo con unas propuestas que rayan en lo absurdo es que debe aumentarse la productividad y para ello se hace necesario bajar los costos.
Se sabe que el componente humano de cualquier empresa a menudo representa el mayor porcentaje de gastos (palabra que debiera sustituirse por inversión), y por eso cada cierto tiempo hacen su habitual cantaleta. Sin embargo, en estos días los empresarios no solo gritan por los gastos que representan los trabajadores, sino porque, a su entender, la gente no está estudiando carreras que les sirvan para sus negocios.
Se sabe que el componente humano de cualquier empresa a menudo representa el mayor porcentaje de gastos (palabra que debiera sustituirse por inversión), y por eso cada cierto tiempo hacen su habitual cantaleta. Sin embargo, en estos días los empresarios no solo gritan por los gastos que representan los trabajadores, sino porque, a su entender, la gente no está estudiando carreras que les sirvan para sus negocios.
Laura Peña Izquierdo, presidenta de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), ha sido la última persona en exponer ese problema. Según ella, el empresariado requiere de gente con capacidades de liderazgo y habilidades directivas, pero, las universidades no están produciendo ese material. Siendo el caso que las carreras de Administración de Empresas, Mercadeo, Derecho e Ingeniería (sea en sistemas o en otra vertiente) están entre las opciones más populares, el argumento no hace mucho sentido.
Lo que la representante de ANJE no dijo al hablar del tema es que el mismo empresariado fomenta una generación de empleados que no tienen habilidades de liderazgo con su forma arcaica de proceder. En cualquier empresa, sobre todo en una de origen familiar, es común que las decisiones sean tomadas directamente por la alta gerencia, normalmente compuesta por familiares o allegados a la familia fundadora. Raras veces se da participación a los de abajo, y cuando alguien osa opinar, por lo regular se le manda a callar rápidamente, aunque la idea planteada sea excelente.
Este comportamiento no es exclusivo de las empresas. Más bien es un reflejo de la cultura que por décadas ha imperado en las altas esferas del poder. Empieza en la casa, se reproduce en la escuela/universidad y persiste en las empresas. Bien sencillo. Y si no lo cree así, piense nada más en la cantidad de veces que el profesor del colegio o la universidad lo reprendió o amonestó por haber expresado ideas diferentes a las enseñadas. Era y es muy común escuchar la frase "su opinión no vale, sólo la mía".
¿Cómo se fomenta liderazgo con esa forma? Simplemente es imposible.
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