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Aún cuando no seamos una nación perfecta y haya muchas carencias a la vista, una cosa no se pone en duda: somos libres. No somos colonia de nadie y no pertenecemos a otro país más grande y/o poderoso.
A pesar de que llevamos 169 años celebrando una independencia lograda a base de mucho sacrificio y la convicción personal de una figura que inspiró al resto a luchar por la misma, en ocasiones da la impresión de que no gozamos de esa condición.
Se dice siempre que el pez grande se come al chiquito, y ese refrán, conocido universalmente, a veces sirve de consuelo ante situaciones absurdas que se dan a varios niveles en lo concerniente a la República Dominicana. Ejemplos hay de sobra, pero solo dos bastan para ilustrar el punto: Barrick Gold y el tema haitiano.
Cierto que Barrick Gold está inviertiendo recursos y empleando gente en sus operaciones de extracción de oro en la mina de Pueblo Viejo, Cotuí, pero ello jamás justifica un acuerdo en donde la repartición de ganancias los favorece a ellos de manera casi exclusiva. ¿De qué sirve explotar los recursos naturales si el país al que pertenecen los mismos no se verá ni remotamente beneficiado o compensando? De por sí es malo que se agreda la naturaleza en nombre del desarrollo económico, peor cuando esa agresión es para nada.
El contrato con la Barrick Gold, independientemente de lo que se alegue, debe ser revisado, y eso es algo de lo que está conciente el actual presidente, quien se ganó muchos aplausos con esa parte del discurso.
El otro tema mencionado aquí es el haitiano. No es solo que los haitianos, desesperados por la miseria espantosa que hay en su país, buscan la forma de cruzarse a este lado y quedarse, sino que numerosos países y organizaciones presionan desde hace años con tal de que la República Dominicana se haga cargo de manera definitiva.
¿Es justo esto? No. De la misma forma que otros países se oponen a la inmigración ilegal, aquí en RD también tenemos ese derecho. República Dominicana es un país de carencias, donde la mayor parte de la población es pobre y no tiene acceso a servicios de calidad. ¿Cómo es que Estados Unidos, Francia, Canadá y demás pretenden que resolvamos la situación haitiana?
Hay mucha gente que se escandaliza ante la idea de que esos países quieren una efectiva unificación de la isla, y hay quienes prefieren mirar para otro lado y desechar la idea, calificándola de una exageración. Sin embargo, está a la vista que hay presiones reales por ese lado, y eso se ve en los continuos escándalos que hacen haitianos y organismos pro-haitianos locales e internacionales por su causa. Ha habido demandas contra el país, denuncias, documentales y toda clase de reportajes denunciando supuestos maltratos, violaciones y vejaciones a haitinos cuyo único propósito es lograr la nacionalización masiva de los millones de ilegales que hay en la RD.
Este chantaje debe ser rechazado, de la misma forma que debe ser rechazado cualquier intento de presión por parte de Barrick Gold o cualquier otra empresa extranjera. Hoy, con motivo del 169 aniversario de nuestra independencia, la cual puso fin al yugo haitiano iniciado en 1822, debemos rechazar toda forma de injerencia externa y garantizar que quienes nos representan como país ponen el interés nacional por delante.
Aún cuando la gente es la misma en todas partes, hay siempre excepciones. Debe procurarse que esas excepciones resalten y den el ejemplo a seguir, tal como lo hicieran Duarte, Sánchez y Mella en su momento.
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