Esta caricatura de Cristian Hernández, reproducida en el periódico El Día, lejos de dar risa lo que da es pena porque refleja la triste realidad: los agentes del orden son figuras decorativas que no hacen su trabajo.
Ejemplos que demuestran esta afirmación abundan, siendo el más reciente el caso de Francina Hungría, la ingeniera baleada en el rostro hace una semana y que por esa causa perdió un ojo.
Del caso Francina no solo da grima el hecho de que dos delincuentes le disparasen en la cara mientras se desplazaba por una calle de Piantini a la 1:00 p.m., sino que haya habido dos agentes de AMET a 50 metros de distancia y que no hayan reaccionado ni hecho el intento de ayudar a Francina o de detener al par de maleantes. Según declaraciones de ella misma, esos agentes simplemente se quedaron ahí, como un par de figuras decorativas.
Esta indolencia entre polícias, guardias y demás figuras del orden no es nueva, pero debería mover a reflexión. ¿Cuántas veces no hemos visto a conductores violar múltiples leyes de tránsito bajo las narices de los AMET? ¿Quién no ha dicho medio en broma, medio en serio, que un par de polícias en motor equivale a dos delincuentes? Estos son solo dos ejemplos de una realidad que viene arropando a la ciudadanía desde hace tiempo y de la cual nadie parece haberse percatado.
Es muy desagradable estar pasando por una situación de accidente/asalto/atraco y que aún habiendo guardias, polícias o agentes de AMET por el área se deje que las cosas pasen y ya. A mi me ha pasado, y de seguro le ha pasado a un porcentaje importante de la población.
Qué mal se siente que un motorista choque a un conductor que va saliendo del Palacio Nacional y que nadie siquiera vaya a a averiguar qué pasó. Qué mal se siente que caminando por los alrededores del Palacio Nacional venga un fatal y asalte, sin que nadie haga nada por evitarlo o al menos detenerlo. Qué mal se siente que a una pareja que va en su vehículo por esa misma zona unos asaltantes en los denominados saltamontes decidan darles una carrera para asaltarlos y que logren su cometido, simplemente porque nadie hizo nada.
Estos ejemplos podrán parecer extremos, una exageración por la ubicación dada, pero, tristemente, no lo son. Cada una de estas cosas ha pasado, la más reciente en la mañana de hoy, específicamente en la calle Rosa Duarte, en Gascue, según reportaron en el programa radial "El Sol de la Mañana".
¿Cómo es posible que pasen estas cosas? Hay todavía gente que tiene la esperanza de que el Presidente cumpla con lo que dijo en días pasados de dar una respuesta contundente a esta situación. El deseo es que lo haga sin perder tiempo, porque esto no se aguanta.
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