Se ha dicho desde antes que terminara el 2011 que este 2012 sería un año difícil desde el punto de vista económico, y esta es una predicción de alcance mundial que se basa en las dificultades que enfrentan Estados Unidos y países de la Eurozona con sus respectivas economías.
El 2011 transcurrió de susto en susto para las bolsas de valores y organismos internacionales de finanzas y economía, que se pasaron todo el año debatiendo la situación de deuda de países como Grecia, Italia, Irlanda, Portugal y el propio Estados Unidos, país al que le bajaron la calificación, provocando una crisis a todos los niveles, con mucho énfasis en la parte política.
Desempleo, inflación, visos de recesión, deudas que caen en default, mercados nerviosos y petróleo caro son solo algunas de las cosas que hemos estado viendo desde antes de 2011, pues la crisis empezó realmente en 2008 y nunca hubo una recuperación total. Cuando la cosa más o menos parecía estabilizarse, vinieron el lío de los países de la Eurozona y el tema de la deuda en Estados Unidos, que se ha salido de las manos.
El hecho de que la gente de por sí está en pánico por el asunto del calendario maya significa que este va a ser un año de muchos sobresaltos, y esto es algo que ya se está viendo en la práctica. La semana pasada, por ejemplo, hubo tal cantaleta entre dominicanos por la posible ocurrencia de un gran terremoto que tuvo que hacerse un llamado a la población para que mantuviera la calma. La mala noticia es que apenas empezamos el año, lo que significa que aún queda mucho por ver.
Como si no fuera suficiente con el temor que genera el calendario maya, Estados Unidos, la Unión Europea e Irán pretenden tambalear aún más la situación, cada cual con su terquedad e intereses. Desde hace días se habla de que Irán ha amenazado con cerrar el estrecho de Ormuz, y esta amenaza viene porque se teme que estén fabricando una bomba atómica y otros tipos de armas atómicas. Los eternos policías del mundo han reaccionado con un embargo a las importaciones petroleras de Irán y con el envío de buques de guerra al citado estrecho, con la intención de defender los intereses y el paso por ese importante punto.
Las consecuencias de un posible conflicto bélico con Irán serían de alcance mundial, y, entre otras cosas, incluirían una crisis aún más grave de petróleo, pues, tristemente, aún no hay un sustituto adecuado a ese combustible. Peor aún, países como Grecia, Italia y Francia, que dependedían de acuerdos con Irán para sus necesidades de petróleo, se ven ahora en aprietos porque en sus actuales condiciones quizás se les dificulte encontrar otro socio dispuesto a facilitarles acuerdos.
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