Imagen: blog "Putting a french twist on my life"
Prejuicios y estereotipos. Ninguna sociedad está libre de ellos, y lo peor del caso es que son elementos que pasan de generación en generación sin más evidencia que un relato oral. Si bien es cierto que los prejuicios y los estereotipos tienen un origen que se justifica, debe recordarse que las cosas cambian y que en toda regla aparecen excepciones.
Así, por ejemplo, es común pensar que los estadounidenses son gordos, que los dominicanos son bullosos y que los franceses son unos odiosos. Si bien las condiciones mencionadas aquí se repiten quizás con frecuencia es un error pensar de esta manera porque ello puede afectar el trato que se da a estas personas en base a un conjunto de cualidades negativas a las que se asocian por nacionalidad.
Son comunes en ciertas sociedades los prejuicios hacia las mujeres, así como ideas preconcebidas que nada aportan a la buena convivencia. A estas alturas del juego oigo a gente con unas teorías tan rancias y desfasadas que simplemente meten miedo. Lo mismo aplica al revés: mujeres con unas teorías acerca de los hombres que están simplemente fuera de tiempo.
Yo creo que la mejor cura es abstenerse de hacer juicios acerca de personas que no hemos tenido el placer de conocer. A veces la información que hemos recibido no es del todo confiable y puede ser también que el comportamiento mostrado en público no sea el mismo sobre una base personal. Hay mucha gente imprudente que prefiere sacar todas sus ideas prejuiciadas e iniciar un debate que raras veces termina bien. Hay que aprender a respetar.
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