Lo que voy a decir a continuación podrá parecer un disparate a simple vista, pero no lo es. Puede que se trate de un fenómeno de estos tiempos que vaya en consonancia con la inmediatez asociada a los celulares y el Internet, o puede que sea una mera falta de modales. Sea lo que sea, no entiendo a la gente que llega a una oficina a lo que no pertenece, a una casa donde han solicitado sus servicios o a cualquier sitio que no sea de diversión y que no es capaz de identificarse o decir qué busca allí.
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Imagen: stevenroddy.com |
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Hace unos años fui a un cumpleaños que se hizo en el apartamento de una conocida. Como parte del entretenimiento habían contratado a una persona para que hiciera un acto de magia. Estando yo en el apartamento, tocaron el timbre y me pidieron que lo atendiera. Al preguntar quién tocaba, la respuesta no pudo ser más escueta: "Es Julio". Ok, ¿y quién es Julio? ¿Qué desea? Resulta de "Julio" era la persona contratada para el acto de magia, pero tuve que sonsacarle esa información porque no fue capaz de suministrarla.
Ahora que la delincuencia está en todas partes y sin importar la hora, es bastante riesgoso abrirle la puerta a perfectos extraños. Si realmente una persona ha sido contratada para un servicio, es su deber presentarse como tal. Lo correcto hubiera sido que Julio se presentara con su nombre completo y que informara que la dueña del apartamento lo había contratado para hacer un acto especial. Se pierde menos tiempo haciendo preguntas que en realidad son muy lógicas.
Otro ejemplo, esta vez en el ámbito laboral: llega una persona de otro departamento a una oficina. Quizás algunos lo conocen, otros no. Es un error pretender que la gente de esa oficina sabe quién es esa persona, y un error mucho más grande es pretender que se va a ofrecer ayuda solo porque sí. Cada oficina tiene sus reglas y tiene la necesidad de velar por la seguridad y buen funcionamiento de los equipos. Por tanto, cuando se requieren servicios específicos, el solicitante debe informar oportunamente quién es, de donde viene y el motivo de su visita.
La gente se ha malacostumbrado a que le resuelvan las cosas pronto, y hacer una presentación formal tanto de la persona como del caso es visto como una forma de perder el tiempo, pero esta es una visión errada. Cuando nos topamos con estas situaciones es nuestro deber averiguar todo para así evitar caer en ganchos que tienen el potencial de perjudicar a más de un nivel. Después de todo, así como puede ser algo inofensivo puede ser un enemigo que se hace pasar por otra cosa con la intención de hacer daño. Es así como se han robado archivos de oficina y se han saboteado máquinas y proyectos, pues, ahora más que nunca, resulta verdadero aquello de que en la confianza es que está el peligro.
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