Foto: el bló de frula
La Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) reveló el otro día que la mayoría de las muertes por accidentes de tránsito -nada menos que 83.5%- son causadas por motoristas que andan sin casco protector.
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.En pocas palabras, los motoristas son mayoría cuando se analizan las estadísticas de accidentes de tránsito, y en realidad el dato no sorprende. Por ser un medio de transporte tan fragil, se exige el uso de casco protector, pero en un país como este, donde ninguna ley se cumple, el casco pasa muchas veces a ser un adorno más del motor.
Sin embargo, el no uso del casco viene a ser el menor de los problemas. Andar en motor ofrece la ventaja de que el más mínimo espacio puede ser aprovechado para avanzar dentro de un largo tapón, y eso se traduce en imprudencias que muchas veces se pagan caras. El motorista dominicano se ha convertido en un verdadero peligro para peatones y otros conductores porque sale inesperadamente del hueco más recóndito, sin respetar semáforos, pasos peatonales ni aceras.
El motorista dominicano es lo que se llama un verdadero chivo sin ley, capaz de tomar avenidas y calles en sentido contrario, aún cuando se trate de una tan peligrosa y congestionada como la Roberto Pastoriza, o, peor, la misma 27 de Febrero. Cogen elevados y pasos a desnivel con una intrepidez inusitada, vuelan por las intersecciones, se meten por las aceras, y nadie dice nada, hasta que provocan un accidente... y entonces ahí si intervienen los agentes de tránsito, siempre dispuestos a favorecer al motorista, tal como lo dicta la ley.
¿Cómo así? Es sencillo: si algún día tiene usted la mala suerte de chocar con un motorista que transitaba en vía contraria por una avenida o que andaba sin luces por una vía oscura, automáticamente la culpa es suya y solo suya, por mucho que patalee. Fin de la historia.
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