Se trata de una queja muy común entre usuarios de servicios: la calidad de la información servida es pésima, y no importa que se trate de una institución pública o privada. Cuando no es que la recepcionista no sabe a donde transferir la llamada entonces es que el representante está tan absorto en otra cosa que responde lo que sea con tal de salir del paso.
La desinformación entre los representantes de empresas e instituciones públicas es tal que a veces es difícil conseguir información básica acerca de ubicación, horas laborables y demás. Ejemplo de ello es la vez que llamé a cierta compañíía telefónica para indagar hasta qué hora funcionaba servicio al cliente. "Hasta las 8 PM", me responde la joven. ¿Qué creen? Llegué a las 7:15 al establecimiento, solo para enterarme de que ellos solo reciben clientes hasta las 7 de la noche. ¿A quién reclamar?
Y este ejemplo no es nada. Duro es cuando se llama para obtener información de servicios y no parece haber consenso entre los distintos representantes de la empresa, algo muy común en bancos y compañías telefónicas.
Pero donde de verdad la cosa se pone fea es cuando se llama con una pregunta o consulta y le pasan a departamento tras departamento hasta que media hora después aparece alguien con suficientes luces como para guiarle hacia el camino correcto.
La paradoja de todo es que estamos dizque en la Era del Conocimiento, pero este detalle parece haber escapado a la mayoría de los negocios e instituciones del Gobierno.
Te puedo poner un ejemplo, grandísimo. Cuando al gobierno se le metió en la cabeza de que había que cambiar las leyes vigentes para constituir las empresas, el poder ejecutivo aprobó la misma sin esperar o dedicar algunos fondos para capacitar a los empleados de las empresas responsables de recibir las modificaciones o los nuevos documentos al respecto. Me aprendí el proceso y me encontré dándole clases prácticamente a varios empleados de RM y la DGII...
ResponderEliminarNo dudo que así haya sido. Sobre todo cuando se dan procesos de esa clase la desinformación reina. Es una lástima, la verdad.
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