Caricatura de R. Morley Inc. (1997) |
Es una realidad irrefutable que una sola persona puede tener a la vez rasgos contradictorios, y es precisamente esta mezcla de características, aptitudes y actitudes las que conforman esa combinación que hace única a cada una de las personas que llegamos a conocer, aún cuando guarden cierto parecido con otras personas o con nosotros mismos.
Independientemente de que en una sola persona hay varias características coexistiendo, existen siempre una o dos que sobresalen y dominan sobre el resto. En algunas personas esa característica es la arrogancia, quizás una de las peores cosas con las que toca lidiar en esta vida.
¿Qué define a una persona arrogante? Para empezar, se trata esta de una persona que se cree por encima del resto de la población. Este complejo de superioridad puede deberse a riquezas materiales, a inteligencia extraordinaria o a conocimientos abundantes. Sea lo que sea que defina la actitud arrogante en una persona x, el consenso es el mismo: se trata de gente insoportable e indeseable, difíciles de tratar y para colmo cobardes cuando se les demuestra que no eran tan superiores después de todo.
A veces el mejor antídoto contra una persona arrogante es una lección de humildad, y estas tienden a llegar solas, por su cuenta, como una forma de hacer a esa persona aterrizar en su realidad. Así, por ejemplo, aparece gente que de buenas a primeras llega a los sitios, pensando que va a arrasar con todo porque ellos son los que saben. No aceptan sugerencias de nadie y mucho menos hace caso a consejos de otros que quizás tienen más experiencia pero que no pintan nada en el mundo del arrogante. Entonces, ¿qué pasa? Pues nada, que por lo general estas personas que emprenden proyectos de esa manera, pensando que literalmente se la están comiendo, se dan bien duro y se ven forzadas a buscar ayuda o a admitir que después de todo no tenían las cosas bajo control.
Muy duro, ¿no? Pero justamente este es el tipo de situaciones que la gente arrogante suele ganarse. Son lecciones de humildad, y a cada uno le cae bien tenerla de vez en cuando porque todos tenemos lo necesario para ser arrogantes alguna vez en la vida. Tan solo se requiere de un conjunto de circunstancias adecuadas para creernos que somos los mejores, hasta que viene un tropezón que nos hace volver a la realidad.
Claro está, hay gente que sin ninguna ayuda es arrogante porque esa es su verdadera naturaleza. Es a esta gente que esas lecciones suelen ocurrirle con más frecuencia porque, encima de su complejo de superioridad, suelen ser tercos.
me incluyo porque es una debilidad humana general, lo veo en mi y en otros. nadie es perfecto aunque uno haya logrado muchas cosas solo,legara el momento en que habra que aceptar ayuda.
ResponderEliminarmuy bonito el blog siempre. tambien tengo planeado usar una sola columna :)
Gracias. Me avisas cuando hagas el cambio para ver. Saludos!
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