Tal parece que con las redes sociales la gente se ha olvidado de lo beneficioso que resulta ser discreto. Tanta exposición a través de Facebook, Twitter, YouTube, blogs, foros y demás lugares típicos de la web 2.0 puede resultar en problemas serios si no se maneja adecuadamente la información provista por ahí.
Para un profesional que quiera dar a conocer sus servicios y cualidades profesionales las redes pueden resultar unas aliadas invaluables, lo mismo que para negocios y marcas establecidas. Sin embargo, la utilidad va a depender mucho de cómo se manejen las cosas en ese ambiente.
Hay gente que se comporta de una manera muy profesional, solo compartiendo lo necesario de acuerdo a sus objetivos y la comunidad de la que forma parte. Otros, que constituyen la mayoría, pecan de compartir demasiada información, y eso incluye fotos, videos, pensamientos e intereses. A través de Twitter, por ejemplo, nos enteramos de que fulana empezó una nueva dieta, que mengano fue botado por la novia y que zutano se va a someter a una cirugía. También nos enteramos de la edad de la gente, sus dolencias, sus temores y una que otra imprudencia.
Imagen: msnbc |
A pesar de lo mucho que se habla de que las redes sociales cada vez más se utilizan como filtro para la contratación de personal, todavía los usuarios insisten en poner fotos vergonzosas y pensamientos íntimos que en ocasiones pueden malinterpretarse. Peor aún, comparten información de carácter confidencial por ahí, a la vista de todos, sin percatarse quizás de que están proveyendo datos valiosos que pueden ser aprovechados por ladrones y artistas del engaño.
Es bastante malo que por una persona llevarse de la corriente y gritar a los cuatro vientos que estará de vacaciones en una fecha específica regrese a su casa para encontrarse con que le han robado. Es bastante malo que gente que gusta de alardear acerca de la buena vida de repente se encuentre a merced de ladrones o secuestradores que quisieron sacar ventaja a tanta bonanza. Es bastante malo que esas fotos provocativas colocadas ahí precisamente para provocar reacciones terminen en un sitio porno o que sean usadas para extorsión. Sin embargo, pasan cosas peores de ahí.
Hay gente que por estar cambiando el estatus en Facebook ha sido asesinada. En Estados Unidos, Europa y ahora aquí ha habido casos de pedófilos que aprovechan esa red social para atraer adolescentes y hacer de las suyas. También se da el fenómeno del cyberbullying, que es especialmente preocupante en Estados Unidos y Europa y que lleva en su haber a varias víctimas que se han suicidado porque no aguantan la presión de tantos ataques y mensajes odiosos hacia su persona.
Sin ánimo de alarmar a nadie, las redes sociales, a pesar de todo lo bueno que ofrecen, tienen sus riesgos. Es vital saber manejarse, y una parte importante de ello es precisamente cuáles cosas compartimos. Hay que aprender a ser discretos y comprender que no todo debe revelarse ni compartirse.
A nadie le importa que en medio de un tapón le entraran ganas de ir al baño o que al llegar a su restaurante favorito haya decidido ordenar el corte de carne más caro. De la misma forma, a nadie le importa que usted haya gastado una millonada en su fiesta de cumpleaños, que el artista del momento haya amenizado su fiesta o que el vestido fue comprado fuera. Esos detalles, para algunos frívolos, para otros útiles dependiendo de sus intenciones, tan solo generan ruido y comentarios que pueden convertirse en ataques personales.
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