Imagen: DJ Watts (Deviant Art) |
Todos los que vivimos en RD estamos siendo testigos en estos días de un fenómeno que no es nuevo pero que por razones muy conocidas se ha intensificado a tal punto que simplemente resulta insoportable: las denuncias sin pruebas que las justifiquen.
Se ha convertido en una especie de deporte el que gente conocida y desconocida vaya a los medios, ya sean escritos, online, por TV o radio, y haga una denuncia tan extravagante que de ser verdad se armaría un tremendo reperpero. Lamentablemente la mayoría de las veces esas denuncias no pasan de ser un intento de escándalo por falta de pruebas fehacientes.
Otra situación habitual es hacer denuncias a medias. Se presentan los hechos, pero se omiten los nombres. En caso de haber pruebas, o se mantienen ocultas o se esconden los detalles, y la consecuencia es que con el tiempo se diluye la denuncia y no se le da seguimiento alguno, hasta que vuelva otro a hacer el mismo show.
Por tratarse de una práctica tan arraigada y que a nadie parece molestarle es que en estos días se ha estado abusando del recurso de las denuncias sin fundamento, con la inevitable consecuencia de que toda la situación ha tomado giros dignos de un circo.
Gente que hace denuncias alegremente, mostrando supuestas pruebas que no resisten una revisión más de cerca, que después que remueven el panal de avispas se esconden y no dan la cara, hacen más daño de lo que cualquiera pudiera imaginarse. No solo ponen a los periodistas a pasar trabajo tratando de seguir las pistas de lugar, sino que arruinan reputaciones, a veces de manera irremediable.
El problema con hacer denuncias sin base es que si bien el ruido llega a todas partes, no suele ocurrir lo mismo con las rectificaciones, si las hay, pues la gente suele estar más pendiente a los escándalos que a otras cosas. El que cae víctimas de esas cosas lleva todas las de perder por ese lado, y a veces, en un intento por aclarar las cosas, termina haciendo el ridículo a una escala mucho mayor. Aclarar las cosas por efecto de denuncias malintencionadas sale muy caro casi siempre.
Cualquiera que haya hecho algo mal, estoy de acuerdo en que pague sus consecuencias, cualesquiera que estas sean. Es hora de que la gente aprenda a hacer sus denuncias de manera correcta, sin necesidad de tener que responder a intereses ajenos y sin ánimo de estar dañando reputaciones solo porque sí. El que tenga una denuncia válida que presente sus pruebas y a la justicia que se encargue.
Se ha convertido en una especie de deporte el que gente conocida y desconocida vaya a los medios, ya sean escritos, online, por TV o radio, y haga una denuncia tan extravagante que de ser verdad se armaría un tremendo reperpero. Lamentablemente la mayoría de las veces esas denuncias no pasan de ser un intento de escándalo por falta de pruebas fehacientes.
Otra situación habitual es hacer denuncias a medias. Se presentan los hechos, pero se omiten los nombres. En caso de haber pruebas, o se mantienen ocultas o se esconden los detalles, y la consecuencia es que con el tiempo se diluye la denuncia y no se le da seguimiento alguno, hasta que vuelva otro a hacer el mismo show.
Por tratarse de una práctica tan arraigada y que a nadie parece molestarle es que en estos días se ha estado abusando del recurso de las denuncias sin fundamento, con la inevitable consecuencia de que toda la situación ha tomado giros dignos de un circo.
Gente que hace denuncias alegremente, mostrando supuestas pruebas que no resisten una revisión más de cerca, que después que remueven el panal de avispas se esconden y no dan la cara, hacen más daño de lo que cualquiera pudiera imaginarse. No solo ponen a los periodistas a pasar trabajo tratando de seguir las pistas de lugar, sino que arruinan reputaciones, a veces de manera irremediable.
El problema con hacer denuncias sin base es que si bien el ruido llega a todas partes, no suele ocurrir lo mismo con las rectificaciones, si las hay, pues la gente suele estar más pendiente a los escándalos que a otras cosas. El que cae víctimas de esas cosas lleva todas las de perder por ese lado, y a veces, en un intento por aclarar las cosas, termina haciendo el ridículo a una escala mucho mayor. Aclarar las cosas por efecto de denuncias malintencionadas sale muy caro casi siempre.
Cualquiera que haya hecho algo mal, estoy de acuerdo en que pague sus consecuencias, cualesquiera que estas sean. Es hora de que la gente aprenda a hacer sus denuncias de manera correcta, sin necesidad de tener que responder a intereses ajenos y sin ánimo de estar dañando reputaciones solo porque sí. El que tenga una denuncia válida que presente sus pruebas y a la justicia que se encargue.
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