Foto: El País
A veces da la impresión de que al pueblo haitiano le ha caído una maldición encima. En enero de este año su capital resultó devastada por un potente terremoto. 11 meses después, y luego de muchas reuniones, una cumbre mundial y promesas de fondos y acción por parte de la comunidad internacional, los haitianos siguen malviviendo en refugios improvisados entre los escombros.
El terremoto es tan solo la primera de las tragedias que han tocado suelo haitiano en este año. La temporada ciclónica 2010 llevó fuertes lluvias hacia esa nación, lo que contribuyó a empeorar aún más la situación. Por si esto no fuera suficiente, a finales de octubre se desata una epidemia de cólera que ha cobrado más de dos mil vidas y que mantiene en vilo al resto de la población. El cólera, llevado hasta Haití por tropas de la MINUSTAH, se ha extendido a República Dominicana, donde no ha habido víctimas fatales debido a la rapidez con la que reaccionaron las autoridades locales desde que se dio el aviso de cólera en Haití.
Pero la cosa no queda aquí. Encima de las devastaciones del terremoto y los estragos del cólera, está el lío de las elecciones presidenciales, que, como era de esperarse, terminaron en reyerta. En medio de esa reyerta sobresalen tres candidatos: una ex primera dama, Mirlande Manigat; un posible sucesor de Preval, Jude Celestin; y un cantante, Michel Martelly. Todos ofrecen una solución distinta, desde la repartición del poder hasta el reconteo de votos, pasando por protestas, que en efecto las ha habido.
Mientras crece la desesperación en Haití, el presidente René Preval brilla por su ausencia. Ayer estaba supuesto a participar en un encuentro con el presidente Leonel Fernández para tratar asuntos relativos al cólera. A último minuto se suspendió su visita. No se ha pronunciado respecto a las elecciones presidenciales, lo cual desató la ira de Hillary Clinton, secretaria de estado de EE.UU., que dijo claramente que se le está agotando la paciencia, al tiempo que pidió de Haití un compromiso más fuerte, no solo con el asunto de las elecciones, sino con todo.
Y es que en Haití las cosas se vienen saliendo de las manos desde hace años, desde los tiempos en que gobernaba Baby Doc Duvalier. Las cosas vinieron a empeorar con la llegada de Jean-Bertrand Aristide, y de ahí en adelante ha sido todo un desastre matizado por violencia, protestas, inestabilidad política, intervención de fuerzas extranjeras y desastres naturales, todo al mismo tiempo. Como consecuencia de ese desorden, está la pobreza en su máxima expresión, conjuntamente con una migración masiva hacia la República Dominicana, que al final paga los platos rotos.
Mientras tanto, en respuesta al lío de las elecciones presidenciales, Preval ha solicitado a la Organización de Estados Americanos (OEA) el envío de dos misiones técnicas, como si la mera presencia de ese organismo garantizara paz instantánea. Esto nos da una idea de las frustraciones a las que hizo alusión ayer la señora Clinton.
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