El tema de la energía eléctrica es uno que siempre está sobre el tapete en este país. Cuando no es que los apagones están acabando o que hay falsa abundancia en el suministro de luz, el tema recurrente es el del subsidio.
Lejos de ser un tema simple, este de la energía eléctrica en un país como República Dominicana, donde hay un largo historial de apagones y donde persiste una mentalidad de que estado paternalista, es sumamente complicado.
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Antes de la privatización se atribuían los apagones al robo masivo de luz, y luego de la privatización sigue siendo esta la causa: gente que no paga. Para empeorar las cosas, se han sumado a la ecuación unas empresas distribuidoras que hacen las veces de intermediarios entre la CDEEE y los usuarios y que viven siempre al grito dizque porque no tienen dinero. La paradoja del caso es que la luz de los pobres es subsidiada por el propio Gobierno, que tiene que pagar para que no le apaguen el país, mientras que las clases media y alta pagan las consecuencias con facturas que en el menor de los casos sobrepasan los 15 mil pesos. En ningún caso se reciben 24 horas de luz.
El tema del subsidio es recurrente, pero no hay indicios de que se vaya a eliminar por ahora. Ayer, por ejemplo, se tomó la decisión de restar un 20% a los fondos asignados mediante presupuesto a los ministerios para ser destinados al famoso subsidio eléctrico. La misma suerte correrán los 133 millones de dólares que entrarían al país por la venta del 49% de las acciones de Refidomsa. Todo esto para subsidiar lo que resta del año, que son 6 meses.
No es justo que todo el dinero, o una parte importante del mismo, se destine a un sector que en 60 años no ha podido solucionar una cosa tan elemental como lo es el suministro permanente de energía a precios justos y de manera segura.
Bueno querida, tal vez el problema energético se resuelva cuando seas tatabuela. Asi de sencillo.
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